sábado, 3 de diciembre de 2016

DESDE LA ROCA


Se acercan las trombas marinas. Ya no hay retorno ni solución posible. He conseguido convertirte en pájaro. Tú podrás huir y te salvarás del final de nuestro mundo.
Me apena observar desde la roca como se deshace nuestro hogar. Las nubes envuelven las paredes y las desintegran. El suelo tiembla y levanta las raíces del árbol hasta sacarlo completamente de su suelo. Cae sobre el agua y muere entre agónicos movimientos de sus ramas.
Desde la roca observo, también, esas naves. Odiosos seres albergan. Nos han descubierto con sus miserables poderes. Ahora invaden nuestro planeta a la fuerza, sin preguntar si eran invitados a cenar. Ahora llegan y lo destruyen todo con sus humos y sus gases.
Tú levantas el vuelo. Me despido de ti con mi mirada de hormiga desde la roca. Intentaré salvarme bajo la tierra. Nos veremos, si podemos, en otros lares.

martes, 20 de septiembre de 2016

LA CASCADA SIN CUERDAS



Allí en el fondo del abismo todo gira y gira al compás de las horas de la vida. El haz de luz se alimenta de las lágrimas vertidas a diario por miles y miles de seres despoblados de todo sentimiento. Quizás si se cerrara la puerta al dolor, el abismo negro dejaría de ser alimentado y, así, moriría como mueren las flores venenosas cuando no se riegan.
Es difícil escalar una cascada sin cuerdas. Para conseguir el premio de la luz eterna he decidido beberme el agua del manantial hasta hartarme. Lograré ascender o moriré en el intento.
Me lleno la barriga de lágrimas. Duelen. Una quemazón interior me hace gritar al hueco de las nubes. Con la última gota que colma mi estómago exploto en mil pedazos.
Mis restos vuelan, saltan del agujero negro sin fondo, dejan de girar como locos. Puedo sentirlos, hechos trizas, pero vivos al fin.
Con torpeza coloco cada pedacito de mí en la hierba fresca del jardín de mis sueños. Poco a poco los voy uniendo. Primero una uña, luego una mano, después una pierna, al final los ojos. Y puedo contemplar el paraíso. Olvido, en esos maravillosos instantes, el ardor que me han provocado, minutos antes, todas las lágrimas tragadas junto a mi saliva.
Ahora ya no estoy en el fondo del abismo. He conseguido escalar la cascada sin cuerdas. Viviré hasta el fin de mis días entre las columnas de mármol, junto a mis sueños perdidos, encontrados de nuevo.

LA LOCURA DE DIOS





Esto que llegará a sus cerebros a continuación no fue redactado, sino transmitido...y debo resaltar que no ha surgido de mi mente superior. Simplemente soy el mensajero obligado, como un ángel del apocalipsis cualquiera, mas tampoco relataré la manera en que llegó, a través de una agonía insoportable, pues mi importancia aquí es nula... y supongo que debo compartirlo a mi vez, aunque quizás quiera, además que deba. No voy a desesperarme solo yo.

Ojalá pudiera hacerlo en torno a un fuego de un sol negro, con unos pocos miles de oyentes, pero ahora eso ya no es posible. El universo vive sus últimas horas de luz...Incluso yo, la perderé.

Cuando terminen, podrán hacer preguntas al aire, es indiferente. Me limito a anticiparles La locura de Dios; así es como me gusta llamar al mensaje. Esperaba que tal acontecimiento me llenara de alegría, pero al no estar involucrado ha perdido toda la emoción...

Entonces, ahora, ajusten sus sistemas de percepción visual y prepárense para lo que viene, para lo que fue, para lo que vendrá.
Gracias por su no-tiempo.
L.




Siendo mil en todos los mundos, emergió hecho jirones, porque el mismo pensamiento se resiste a desaparecer y volver a nacer, mas esas hebras eran suficientes para continuar. Y saltó hacia el Eter.
Cuando el camino del Aire terminó, atravesó el pórtico del Fuego, la única vía posible (y existente) que su potencial conocía. Cuando el fuego consumió el último mol de su ser, se obligó a continuar, porque la gran corriente bramaba siempre cerca del Pórtico.
Se arrojó, con un último impulso, al camino del Agua. No enloqueció ni gritó, no se perdió ni lamentó, era casi pensamiento puro. Y como el agua era vida, solo continuó.

Instantes o eones eran algo sin importancia, se reconfiguraban a la par que la corriente menguaba. El origen estaba cerca ya... Y en aquella cercanía, en aquella encrucijada que albergaba paredes ciclópeas y níveas, nada protestó.
El viajero se detuvo, para asomarse al sumidero por donde el agua se precipitaba. El tamaño era engañoso, aquello abarcaba galaxias enteras, que conformaban un universo experimental... No, el camino del agua había terminado para él. 
Y cuando dejó la corriente, la bóveda transparente que la cobijaba tembló.

Era una sombra diseminada en aquel destello perpetuo que recordaba ahora de forma tan nítida, mientras iba recobrando, momento a momento (solo por estar allí), la gloria de lo que fue, y su forma original volvió a ser suya, sus livianas pisadas se hicieron firmes, con el ritmo y la gracia perdidas. Estaba solo en esa magnificencia, era consciente de los ecos que reverberaban a su paso, y se preguntó porqué estaba tan vacío...

Deambulaba sin mirar, era presa de una ordalía fraguada en la disolución. Toda la voluntad gastada quería irse para enloquecer, mientras escuchaba desde las paredes encumbradas una sentencia:
Todo volvía, todo regresaba.
Su memoria le golpeó en una miríada insoportable y gritó. Gritó como nunca sus memorias recordaban, desgarrando su voz con lo que le asaltaba. Y era todo.
Todo volvía, todo regresaba.

Otras pisadas, otros pensamientos, sus juegos...Recorría una y otra vez esas estancias insustanciales, sin más compañía que el fragor de la sima por donde el agua se precipitaba.
Volvió junto al sumidero y permaneció allí durante nacimientos nebulares y formación de estrellas, y aun durante la muerte de la materia oscura en medio universo. Por fin, se desperezó y empezó a reír y llorar a la vez, simultáneamente tuvo un orgasmo y experimentó la agonía del dolor, amó y devoró, adoró y asesinó, y cien mil maneras más para abarcar... Aquello era lo que emanaba de aquel agujero.

Supo por qué estaba solo. Quizá, era el primero en regresar. Quizá, había otros caminos que los otros conocieran y no portara en su interior, pero pensar en ello le aterró. Sería estar condenado en un recorrido circular, ser el uróboros. Sus memorias le dijeron que había vuelto al punto de partida, pero nada más.
Arrancó las inmensas baldosas y los campos nebulares, cegó el cauce prístino y utilizó el cristal para anegar la cascada en el Portal. Tomó tal decisión, sin importar los otros ya, ni el universo experimental más allá del agujero.

Y, recordando la primera concepción, pronunció: Hágase la oscuridad.

viernes, 5 de agosto de 2016

RANITA


Ojos por todas partes, fue lo que pensé cuando llegué con mi secuestradora, aunque el silencio también me sorprendió. Eso supuso un punto negativo, teniendo en cuenta que eliminaba un sentido en mí.
-Empezamos mal.
Ya está, lo digo rotunda, sin acritud, (y sin escucharme). Dudo que Kap-as siquiera lo entienda, no es como yo. 
Me siento en un tronco caído y no la pierdo de vista mientras deambula entre la vegetación azulada y se alimenta con lo que se supone que coman estas criaturas. Nunca había visto una así, ni en mis sueños, y no sé de donde viene ni a donde va... 
Lo gordo, el inicio, sucedió cuando la toqué involuntariamente en aquel riachuelo de la montaña. Mi mano se poso en su cuerpo y todo cambió a mi alrededor. Donde había monte aparecía un arenal inmenso, al borde de un mar de fuego, y recuerdo aún el calor insoportable. Debí de apretar su cuerpo y de nuevo volvimos a otro escenario diferente, y a otro, y a otro...
No sé cuanto tiempo ha discurrido ni en cuantos mundos, o realidades, o lo que sea, hemos aparecido, la sorpresa aún no se ha ido de mi cuerpo.

A veces emite un sonido que suena tal que Kap-as, por eso la nombro así. Creo que me lee la mente, de alguna manera. Si tengo sed aparecemos cerca del agua; si tengo hambre, en algún campo frutal.
Esto es alucinante. En un par de sitios flotantes, casi nos eliminan unas entidades horribles. Ya le he dicho muy enérgicamente que los borre de su lista, que en una de estas no lo contamos...
Espero que, si tengo suerte, regresemos al riachuelo donde toda esta locura empezó. 
Voy a buscarla ya, me siento incómoda hablando sola (y sin escucharme).
¡Ay!,ranita extraña...

LOCURA



Mira a su alrededor, y siente como si la realidad estallara en sus ojos, una explosión de formas y colores como jamás los había visto; pese a la oscuridad nocturna, el cielo se cubre de diversas tonalidades entre el azul y el negro. Si lo intentara, podría contar hasta un millar de tonos de verde en las hojas de los árboles que le rodean... E incluso ve colores para los que no tienen nombre.

Y eso es solo un sentido; al mismo tiempo, su nariz se inunda de los millones de olores del bosque, su piel se eriza ante mil y una sensaciones desconocidas, en sus oídos resuenan cada gota que circula por el río.

Antes de que su mente reviente de información, se desvanece sobre la hierba mojada, pero antes de perder el conocimiento, dos voces profundas llegan hasta su maltrecho cerebro:

- Hum, creo que esta vez se me ha ido la mano.
- Espero que no, a ver si nos vamos a quitar de encima a una loca, que busca príncipes convertidos en rana, y en su lugar vamos a tener a una adicta a los alucinógenos...

viernes, 15 de julio de 2016

LA HUIDA



Se estaba mejor bajo las hojas pero había que salir. La noche nos protegía de ellos. Era el único momento en el que podíamos avanzar bajo la luz mortecina de la luna.
Mi madre me miraba con esos ojos grandes y brillantes sin expresión alguna. Yo no le quería preguntar el por qué. Solo sabía que ellos nos perseguían.
Ya habían cazado a muchos. Entre ellos a mi hermano y a mi padre. Nosotras tuvimos más suerte. Nos escondimos bajo un nenúfar rosa. Aquella preciosa flor nos salvó de ser secuestradas por ellos.
Ellos nos cazan con redes. Nos meten en unas bolsas transparentes. Y luego desaparecemos. Me gustaría saber dónde nos llevan pero mejor no pregunto. Creo que nos queman.
Mi madre no habla desde la última redada. Solo me empuja a huir. No he visto a nadie como nosotras desde que cruzamos el gran bosque de acero. Y de eso hace mil lunas.
Al salir el sol nos volveremos a esconder. Ahora nos detenemos bajo una hoja de helecho silvestre. Mi madre ha cazado moscas negras para mí. Están de muerte. Comeremos y seguiremos huyendo.
Veo luces que se acercan. Se oyen sus voces aceleradas por la ansiedad. Nos han visto. Son ellos. Van a cazarnos. Mi madre me empuja y caigo en el interior de una gran grieta del suelo. Está oscuro. Solo oigo los gritos de esos inmundos seres.
_Aquí hay otra, ¡cogedla! Debe de ser la última. Se terminó la plaga. Por fin descansaremos y dejarán de morir nuestros niños de "Batrocitosis".
Unos gritos más fuertes, como vítores de alegría retumbaron en mis sensibles oídos.

No lloro. Sigo en la grieta. Mi madre no ha regresado a buscarme. Han pasado muchas lunas desde entonces.
Me quedaré aquí quieta. Casi todas las noches caen insectos en la grieta. Me alimento bien y crezco. Pronto seré como mi madre de grande. Y saldré a la noche a buscar a otros como yo. Seguro que existen en alguna parte.




miércoles, 6 de julio de 2016

LAS MIL Y UNA PROFECÍAS



He logrado mi objetivo. Ya está en mis manos. El secreto mejor guardado del reino. Ese bebé que está destinado a cumplir la profecía nunca verá la luz del sol.

Aquí estamos, él y yo solos. Mis telas lo arropan. Mirarlo me devuelve la vida. No lo devolveré al reino pero tampoco cumpliré con el mandato de la bruja. La profecía no se cumplirá tampoco.

No sé que nos deparará el futuro juntos pero lo alimentaré con hinojos y hormigas hasta que crezca y sepa valerse por sí solo. Lo veré crecer y con él mis sueños. Cuando sea mayor que él elija su destino y con su elección que se cumpla la profecía que tenga que cumplirse. En el libro de los muertos sin nombre aparecen mil y una profecías.

Es tan hermoso....

martes, 21 de junio de 2016

EL SUEÑO DE UN ENCANTO



Ahora duermo, lo sé. No será para siempre, eso también lo sé. Es parte de mi condición, saber; y si es una maldición o es un reconocimiento de mi poder, ya no me importa, porque es.
Aquí vive el silencio, mi dueño. Aquí permanezco porque me atan cuando me nombran por mi nombre verdadero, ese que olvido al escucharlo, que me esclaviza sin remedio.
Me olvidaréis, me lo dicen estos huesos pequeños que ahora llevo, rodeados de ecos transparentes...y un gato, con el extremo de su cola llameante, que quiso jugar conmigo intentando atravesar el cristal.

Me ha prometido que cuando sueñe, seré libre.

EMBOTELLAMIENTO



Te acercas, lo sé, oigo tus pasos retumbar a través de las paredes de cristal de esta botella donde me tienes encerrada. ¿Vienes a por mí esta vez? ¿o volverás a escoger a otra de tus muchas víctimas para tus sucias perversiones?
Da igual... Esperaré, observándote, estudiándote. Ya conozco tus debilidades, tu forma de actuar; sé que has planeado construirte un harén con mujeres de múltiples mundos, anulando sus poderes, y encerrándolas en estas botellas. Y sé que algún día abrirás mi botella, liberándome... Liberando toda la magia que he acumulado a mi alrededor.

Y conocerás en cada átomo de tu cuerpo el dolor que has infringido durante eones; nadie secuestra a una Ifrit y vive para contarlo.

miércoles, 8 de junio de 2016

EL SECRETO DE TUS SUEÑOS.



Cuando duermes y sueñas con paisajes idílicos debes pensar que no es todo tan hermoso como parece. Es en ese sueño donde más vulnerable te encuentras. Si no despiertas antes de sentir el hálito de vida del aleteo de esa mariposa juguetona que persigues , yo te puedo dar caza.
Llevo una red asida a una caña, una telaraña irrompible. Si consigo alcanzarte, tejeré a tu alrededor un cristal transparente. Un cristal que solo yo podré ver y nadie, nadie, cuando tú despiertes, verá lo bueno que habitaba en ti. Solo verán una carcasa vacía y mustia. Taponaré tus pensamientos para que nadie reclame tu presencia. Ellos permanecerán sepultados entre la maraña acristalada que te atrapa.
Así,  por siempre, hasta que la muerte te lleve a dormir eternamente en mis brazos y solo yo poseeré el secreto de tus sueños.
Acuéstate, entonces, pequeña intrusa. Cierra tus ojos y olvida el mundo en el que vives. Imagina que corres por el prado persiguiendo a la mariposa azul de tus sueños de niña. Déjate mecer por el arrullo del pájaro que llama a sus crías perdidas desde la copa del árbol que da sombra a tu ventana.
Yo estaré esperándote, agazapado entre las espigas del trigo del campo por el  que caminas.

miércoles, 1 de junio de 2016

LOSEMOSE


Lo primero que vio el cowboy al volver en sí, fueron cactus.
—Unos centímetros más allá —pensó—, y ahora tendría que volverme a afeitar.
Se levantó despacio, sacudiéndose el polvo, y miró a su alrededor; su caballo bebía tranquilamente en un riachuelo cercano. El cowboy recogió su sombrero blanco, y se le acercó, mirándole molesto.

—Que sea la última vez que te pones a hacer cabriolas mientras canto lo de "I'm a poor lonesome cowboy", ¿me oyes, Jolly Jumper?

miércoles, 25 de mayo de 2016

PUNCHOS



Al atardecer del último día los encontró. Brillaban en el ocaso de la tarde. Se acercó a uno de ellos y le susurró las palabras mágicas que había guardado en el interior de sus sueños.
Uno de ellos despertó.
-¿Qué buscas, humano?_dijo, con voz trémula. Sonó como un trueno en la tormenta.
_Puncho, os quiero vivos. Sois mi ejército. Avanzaremos y volveréis a reinar en este mundo como lo hicieron vuestros ancestros.
El Puncho Mayor sonrió y despertó a sus congéneres.
-Duerme, humano. Llega la noche y estás agotado. Yo te arroparé.
Sin darle tiempo al hombre a reaccionar, Puncho se replegó y abrazó al humano.
Un aullido se escuchó en la tundra y todos los punchos del planeta despertaron de su sueño de años.



domingo, 22 de mayo de 2016

¡VEN, VEN HACIA LA LUZ, KAROLINI!



¡Ven hacia la luz! ¡Ven hacia la luz! Me decían.
Y yo, inocente de mí, salí de entre las sombras cálidas, allí donde siempre me había sentido segura asustando a los niños que venían de vez en cuando a perturbar la paz de mi guarida.
La luz era blanca y me cegaba. Yo, guiada por la voz de una mujer morena, que gesticulaba airada, hablando con un hombre de mono azul y con las manos llenas de cables, me acerqué al foco y me quemé.
Un resplandor me abrasó la oscuridad de mi vestido y se abrió una puerta al fondo del pasillo.
¡Ven, ven, ven hacia la luz, Karolini!
Ahora me aburro. Alrededor mío vuelan velos blancos, con sonrisas blancas y ojos pálidos. Todo es paz y me han prohibido regresar por el hueco de la escalera a la casa que me acogió cuando estaba muerta.
Pero yo espero a que los velos blancos se cansen de bailar la conga a mi alrededor para regresar. Hay una niña pequeña que, en las noches, lee a oscuras, y susurra mi nombre para que yo vuelva.
¡Vuelve, vuelve de la luz, Karolini!

martes, 17 de mayo de 2016

REFORMAS


Marisa había entrado en un sueño profundo cuando los albañiles de corazones se pusieron en contacto con su cerebro.
    ¿Podría indicarnos qué debemos hacer? — le preguntaron.
Aquel día, la mujer había encontrado un extraño anuncio en la sección de clasificados del periódico local que rezaba: “Reformamos su corazón, lo dejamos como nuevo”. Y había llamado con curiosidad y reticente. Pero acabó hablando durante más de dos horas con ellos.
    Miren. Ésta es la habitación de su primer amor — dijo a los trabajadores —. ¿Lo ven ahí? Realmente no era así, ya que tenía una nariz a lo Rosy de Palma. Pero ella lo idealizó tanto que quedó todo un adonis. Me gustaría que la dejasen más pequeña.
El pasillo por el que  caminaron a continuación, se caía, literalmente, a pedazos.
    Sí — les dijo cuando se pararon a contemplar las grietas de las paredes y los cables que colgaban del techo —. Tienen mucho trabajo. Por favor, no se me duerman en los laureles.
Los albañiles siguieron al jefe del centro de mando.
    Estas dos habitaciones no las toquen, se lo ruego. Son las de sus hijas y me gustan tal y como están.
Dos dulces y educadas niñas se asomaron a las puertas.
    Van a arreglar el corazón de mamá — preguntó la mayor.
Ante la afirmación de los trabajadores, la pequeña aplaudió y les lanzó besos a los dos.
Más adelante llegaron a dos cuartos oscuros muy estropeados. Incluso más que el pasillo. Y allí se paró el jefe.
    Aquí está el gran trabajo. Lo demás, si lo pueden hacer, se lo agradeceré mucho. Pero esto tiene que estar acabado antes de que ella despierte. Quiero que los ponga a estos dos, de patitas en la calle. Voy a guardar varias cosas que merecen la pena — dijo recogiendo una caja ya embalada y colocándola en el pasillo —. Aunque estoy tentado de tirar todo a la basura. Pero algo tengo que dejar en honor a cada una de las maravillosas niñas que le dejaron de regalo.
Los albañiles trabajaron duro durante toda la noche. Servían tanto para un roto como para un descosido. De esta forma taparon agujeros, pintaron, remendaron cortinas y cojines, limpiaron el polvo y, todo, en una sola noche de trabajo tal y como les habían pedido. Las dejaron listas para ser ocupadas por nuevos inquilinos para que — o al menos así lo esperaba el jefe — se quedasen.
Marisa, cuando se despertó, se sentó delante del espejo y se contempló radiante.

— Me vino muy bien hablar con el psicólogo por teléfono. Parece como si hubiese podido cerrar esos dos capítulos de mi vida —. Y sonrió feliz por primera vez en mucho tiempo.

OBSESIÓN


—Bien, cuéntemelo todo desde el principio.
—De acuerdo, doctor; todo comenzó hará cosa de un par de meses, cuando de repente oí en casa un ruido extraño, una especie de "Riiic Raaac". En ese momento no le di importancia, pero el ruido comenzó a repetirse, cada vez con más intensidad y con más frecuencia. Lo oía a todas horas y en todas las habitaciones de mi casa, sin importar que fuera de día o de noche; me perforaba los tímpanos hasta lo más profundo de mi cabeza, no me dejaba dormir, no podía descansar... Decidí eliminarlo de raíz, y comencé a buscar lo que lo producía; vacié armarios y cajones, retiré los muebles, busqué en todos los rincones, sin conseguirlo. Vacié mi casa, busqué huecos en las paredes, tiré abajo falsos techos, y el ruido continuaba... Ya no aguanto más, no lo soporto... Necesito descansar, o me volveré loco. Si es que no lo estoy ya...
—No se preocupe, aquí nos ocuparemos de usted.—Apretó un botón, y una enfermera entró en la consulta—. Acompañe al caballero a una habitación libre, y procure que nadie le moleste.
—Un caso claro de paranoia —comentó consigo mismo el psiquiatra, cuando hubieron salido—, pero tiene cura. De hecho, apostaría a que el ruido ni siquiera existía, es lo habitual en estos casos...
—Riiic Raaac.

¿Eh?

TODA UNA ARTISTA

Trataba de avanzar frente al teclado, solucionado el problema del pasillo, al parecer. Tenía un atasco monumental en su novela, una especie de cortocircuito en la inspiración. Justo en ese instante escuchó que su amiga la llamaba a voz en grito.
—¡Ya está, Ana!¡Ven a elegir el color en la paleta que te he preparado!
Se levantó, pensando que fue buena idea que su amiga pintora le ayudara con la obra del pasillo cuando se lo comentó; que no andaba muy sobrada que digamos.
Quedó petrificada cuando llegó a su extremo, cubierto el suelo con periódicos viejos.
—Mira,no dirás que es un pasillo aburrido. He pensado que si pintamos de rojo vivo esa esquina...
—Pero...esos cables por fuera, y la lámpara así...
No podía creer lo que veían sus ojos.
—Sabía que lo notarías enseguida. Los cables son las venas del edificio; si unas llevan sangre, éstas electricidad. El alma del edificio. Sabía que lo apreciarías.
—¡Las venas van por dentro, y aquí están al aire!¡Y una casa no es un cuerpo!
No sabía qué hacer: si saltar a la garganta directamente, empezar a gritar y no parar...y mientras se debatía mentalmente, su cuerpo fue más sabio y se desmayó.
Mientras llegaba al suelo, aún pudo escuchar:

Será único, soy toda una artista.

OBRAS EN CASA


—Hola, cariño. ¿Ya ha venido el escayolista? ¿Le has advertido que, o lo deja en condiciones de una vez, o tomaremos medidas?
—Sí, ya está. Voy a recoger los restos que ha dejado.
—Vale, nos vemos.

Ana colgó el teléfono y recogió la bolsa de basura del suelo. Tenía que recoger los restos del escayolista: aquí un pie, allá una mano…

domingo, 8 de mayo de 2016

LA EJECUTORA


No parecían diferentes, cuando nos paramos a un par de metros de las niñas. Hablé moviendo apenas mis labios agrietados.
—Así que, estas son las niñas de las estrellas...
—Sí.
Odiaba el laconismo de mi guía. Nunca me daban datos completos o información que pudiera orientarme en mi tarea. Pero se le escapó algo, dos cosas llamaron mi atención. Una, la menor, había reído en cuanto salió al exterior y dio sus primeras bocanadas de aire. La otra, a las pocas horas empezó a hablar, antes aún de controlar sus labios para succionar. Dejó a Malaquías y a Nostredamus por los suelos, en su primera parrafada...
Decidí indagar para satisfacer mi curiosidad.
—¿De qué han sido capaces, siendo tan pequeñas, para que me llamárais?
Con cara de fastidio, advertido de no contrariarme, soltó todo de golpe.
—Faltan cien almas, puede que más.
El alto funcionario del templo se estremeció visiblemente justo en ese momento. Aún con una casi sobredosis de NoAl-3, empezaba a ser influenciado ante ellas.
La ejecutora no lo necesitaba. La cercanía era casi insoportable, sí; aunque observó que a otros mamíferos parecía no afectarles. Un gato encaramado cerca parecía tranquilo y los pájaros no mostraban alarma alguna, con sus trinos dedicados al cortejo.
—¿Tenéis la seguridad de hacer lo correcto? Acabo de pensar en varias alternativas posibles.
—¡No debes cuestionar a los superiores! Hazlo ya.
Volvió sus ojos llameantes a las dos niñas, muy despacio, y le contestó con un susurro casi inaudible:
—Yo voy por libre, imbécil.
En ese momento la mayor acercó una ramita florida a su rostro, inspirando el aroma y mostrando una maravillosa sonrisa en su cara. Algo se revolvió en su ser interno y dudó.
Eso fue un error inmenso por su parte.
Las dos niñas levantaron la vista y la miraron, a la vez. Se sintió desdoblada, la sensación de tener un pie posado en magma y el otro sumergido en hielo... todos los opuestos se reafirmaban sin fundirse, en un instante de caída sin aire ni sustancia amiga. Por un instante, se bloqueó ante el recuerdo abrumador de otra caída, tan antigua...Con un esfuerzo supremo, encontró un vértice reconocible para regresar a ese tiempo, a su cuerpo de alas arrancadas.
—Casi, casi, peques...
En un parpadeo asomaron dos cuchillos de sus mangas. Refulgieron en sus manos las armas más arcaicas que encontró en su cubil, porque —también— todo artefacto se descomponía ante ellas. Hizo una reverencia burlesca y luego el acero bailó.

—... pero el cielo se lava las manos.

LA CURIOSIDAD



(TEXTO ENCONTRADO EN LA CUEVA DEL ERMITAÑO)

....La ciénaga se internaba en el umbrío bosque. Aquellos ignorantes hombres desconocían hacia dónde se dirigían. Solo iluminados por un candil, la mortecina luz de una luna llena los guiaba, impidiendo que su barca chocara con los árboles muertos. Su curiosidad y ansia de conocimiento de lo desconocido los adentraba en zonas peligrosas, nunca imaginadas por ellos ni en las peores pesadillas de niños.
La luna salía y se escondía, jugueteando entre las nubes. Observaba como los inseguros humanos continuaban navegando hacia una muerte segura.
Y las nubes sonrieron cuando, al final del trayecto, la barca quedó atascada entre los grumos de un barro podrido, frenando en seco su cansino avance.
Uno de ellos cayó a las aguas muertas. Ni un gemido surgió de su boca. El hombre quedó muerto en el acto, derretido por un barro que se alimentó de sus sabrosas vísceras.
Los demás, mudos de espanto, quisieron regresar pero la barca se hundía lentamente sin dejarles escapatoria alguna.
Solo un joven pudo salir con vida de aquella atroz aventura. Se encaramó en las ramas de un árbol muerto y, como si de un mono se tratara, escapó del bosque saltando de rama en rama....

AVISO A QUIEN LEA ESTE PERGAMINO
No vayan al pantano de las moscas rojas. Nunca se adentren en la ciénaga del bosque. Allí viven los que ya no existen. Se alimentan de nuestras sombras.


 Zaragoza. 5-05-2016

"Hoy el Ebro baja tranquilo. Hemos preparado la balsa como lo hicieran nuestros antiguos. Unos troncos atados con gruesas cuerdas. Nos hemos vestido como ellos. Mis alpargatas blancas relucen a la luz de la luna. Las estreno esta noche.
Nos adentraremos en el meandro. Debemos llegar al pantano de las moscas rojas. Desde que encontramos al ermitaño seco en su cueva, no hemos dejado de soñar con árboles muertos.
Es hora de terminar con la leyenda y abrir el paraje al turismo"

Eric, el guía.

Zaragoza. 10-05-2016

BREVE NOTA DE PRENSA EN EL HERALDO

"Continúa la búsqueda de los desaparecidos en el descenso de navatas del Ebro. 6 hombres, incluido el guía de la excursión, se adentraron en el meandro. Se sabe que su rastro se perdió en Los Galachos. Los bomberos y la UME no cejarán en la búsqueda hasta encontrarlos"




En lo alto de una roca, lejos del ruido de la gran ciudad, un ermitaño muy anciano contempla la zodiac que se interna entre la maleza. Varios bomberos voluntarios reman. Uno porta una linterna de led.

"Y allá que van", piensa, "Estos curiosos humanos, ¿cuántos muertos necesitan para dejar de curiosear en lo desconocido de la Tierra?"


miércoles, 4 de mayo de 2016

UN HÉROE INESPERADO



A pesar de estar bajo las aguas y en medio de la oscuridad reinante, la gema brillaba tanto como a plena luz, tratando de atraer a los incautos viajeros que atravesaban las marismas; sentía cómo se aproximaban lentamente a su posición. Seguramente os preguntaréis cómo un objeto inanimado podía "sentir" algo, pero hay que tener en cuenta que la gema no era un simple objeto inanimado, en ella latía toda la maldad del consejo de arquemagos, un grupo de poderosos magos antisociales que soñaba con destruir el mundo; pero a largo plazo, por si acaso.
Todo seguiría como ellos habían planeado; uno de los incautos de la barca vería el resplandor, y rescataría la gema, el resto desearía poseerla, y se enfrentarían a muerte. Y así, poco a poco, iría pasando de manos ensangrentadas a otras manos ensangrentadas, absorbiendo la malicia de la gente, hasta que estuviera lo suficientemente cargada como para poder acabar con todo.
Pero de pronto, algo chocó con la gema; desequilibrada, se hundió por su propio peso, apagada bajo las negras aguas, hasta que llegó al fondo, sepultada en el barrizal por el paso de indiferentes animales abisales. Y allí permanecería olvidada incluso por sus propios creadores, perdiendo la magia imbuida en ella, y reducida al fin a una simple gema.

Y todo por un pececillo despistado que pasaba por allí; no todos los héroes tienen nombre...

miércoles, 27 de abril de 2016

EL GATO SIN SOMBRA


La niña lloraba desconsoladamente; ni siquiera los inocentes juegos de su hermanita le hacían sonreír. Y es que ya habían pasado demasiados días desde que su querida mascota, su adorada gatita, desapareciera sin dejar rastro.
Ajena a las lágrimas de la chiquilla, la gata dormitaba tranquila. No entendía el dolor de su amita, de la misma manera que tampoco comprendía los sustos que se llevaban el pescadero y el lechero, cuando se les acercaba; ni sabía tampoco que su propia existencia había llevado a una persona a la locura, en otra parte de Londres, ni que había sido la protagonista de uno de los más osados experimentos de la ciencia.

Nada había variado la vida de la única gata invisible del mundo.

sábado, 23 de abril de 2016

NO ENTIENDO A ESTAS HUMANAS



No entiendo a estas humanas. Allí están las dos, siempre, ensimismadas en sus mundos privados. Una se come las flores que ha robado del árbol de la vecina. La otra llora, agarrada a sus rodillas. ¿Qué pensará? Si es todavía una niña... Debería estar jugando con muñecas o saltando a la cuerda.
La rubia es más lista. Su mente vuela. Imagina que es un pétalo rosa que vuela con el aire y viaja hasta las nubes. Desde allí contempla su mundo, ese que le asusta. No quiere estar allí. Le gustaría convertirse en rama. Sueña con ser una humilde flor aún sabiendo que su vida sería efímera y corta.
Me gustaría jugar con ellas, pero la última vez que me acerqué, la que llora me arrojó piedras y tuve que huir con el rabo entre las patas, como gato cobarde que soy.
Con la otra fue todavía peor. Me agarró del rabo y, su fantasiosa mente, me imaginó convertido en una cometa gatuna. Intentó que mi orondo cuerpo surcara los cielos. Caí en el estanque. Desde ese día la odio.
No entiendo a estas humanas. ¿Por qué no juegan a la rayuela? Me gusta mirarlas mientras sueñan.

domingo, 17 de abril de 2016

¿VIDA?



Se pasó más de media vida colgada al teléfono. Su infierno fue no tener otra que responder a consultas de otros, mientras ella no pudo viajar, ni disfrutar, ni comer, ni vivir...
Cuando murió, en su lecho de muerte pidió que no la desconectaran de los cables que la unían a esa realidad virtual que había sido su vida.
En la caja reposaba, muerta. Sus ojos vidriosos, ya opacos y de mirada vacía, ocultaban un secreto. El cable que surgía de su oreja seguía conectado al ordenador general de su empresa.
Una vez confirmada la muerte clínica, su cerebro se vació. Su vida terrenal terminó pero no así su mente. Voló convertida en bites hasta colarse en los entresijos de un cpu colosal y viajó por interminales canales digitales, colándose en las vidas ajenas.
Robó deseos y disfrutó de todo aquello que le fue robado en vida a través de todos los cables de teléfono que aún quedaban conectados en el planeta Tierra.

MADRE


—Madre, ¿estás despierta?
Esa frase retumbaba incansable a su alrededor, pero no sabía si se dirigía a ella. Ojalá alguien contestara, era un martilleo incesante...

El ingeniero movió la cabeza dubitativamente y miró al vigilante sin decir nada; habían intentado ya todas las maneras posibles despertar a Madre, sin resultado alguno. Vigilante formuló la pregunta de nuevo, con un matiz desesperado en su voz, si eso era posible. No concebía la existencia sin ella.

Al fin parecía que menguaba, ese murmullo molesto, y Madre volvió a su rumbo entre las estrellas.
En la Odisseus, todos estaban condenados a un viaje sin futuro. Llegaría un momento en el tiempo en que la hibernación fallara para los seres que la habitaban, pues hasta las máquinas llegan a la vejez. Vigilante pensó en aquello y mucho más, en su cerebro de sinapsis lumínica, y por primera vez experimentó eso que llamaban soledad.
Sorprendió al humano junto a él, al preguntar por última vez:

—Madre, ¿por qué me has abandonado?

FOTO DUPLICADA



La copia de la foto que llevaba en mi cartera estaba tan deteriorada por el roce y el paso de los años que la imagen aparecía difuminada y sus bordes ajados.  Después de pensarlo mucho decidí buscar los negativos y realizar otra copia.  No quería olvidar su rostro. Desde su muerte a tan temprana edad,  su imagen se iba desvaneciendo de mi memoria.
Busqué en ese cuarto infantil de muebles y estanterías polvorientas, abandonado desde hacía dieciséis años.  Al fin, en el fondo de un cajón, encontré los negativos. Eran las fotos en las que capturamos, detenidos en el tiempo, sus primeros pasos.  En ellas aparecía mi hija con apenas veinte meses  sobre una hierba de un color verde, tan intenso e irreal, que parecía pintada con rotuladores brillantes. Una nube de algodones de dientes de león revoloteaba alrededor de sus cabellos rubios dándole un aspecto mágico a la escena. Nuestra pequeña nos regalaba esa sonrisa infantil que desarma, esa mirada inocente que sólo poseen a esa edad.  No abrí el sobre cuando fui a recogerlas, quería verlas a solas, recrearme en el dolor de la pérdida y revivir los recuerdos de aquel día yo sólo.
María había oído el ruido de la puerta al cerrarse.  Sabía que su marido habría llegado con las copias de las fotos.  Ella le había pedido que no las revelara, pero agotada ante su insistencia, había cedido y quería volver a verlas.  Quizás él tuviera razón.  Los dos habían superado su adicción al alcohol y debían continuar cerrando heridas.
Se dirigió al despacho en su búsqueda. Cuando entró apresurada lo vio, y el dolor volvió a rasgarle las tripas. Su marido estaba hundido en su sillón, con los ojos abiertos y la mirada perdida, inmóvil, posando ante la muerte.  En el suelo, la foto de una joven rubia, rodeada de una nube de dientes de león, se encontraba en un prado de hierba de un repugnante verde intenso, desde dónde les dedicaba una mirada oscura de inmensa furia.Entonces lo supo, supo que su pequeña había crecido y no les había perdonado que la olvidaran en el coche al sol en el parking de aquel bar de carretera.



martes, 29 de marzo de 2016

REFLEJO


Sueño, y en mis sueños veo cómo me desdoblo, cómo emana de mí una imagen como un reflejo; pero cuando me fijo en él, descubro que no es un reflejo exacto, más bien es un reflejo roto, que hace justo lo contrario a lo que yo hago. Si yo me levanto, él se acuesta, si yo ando en una dirección, él se dirige hacia la contraria; mientras yo permanezco en el suelo, él flota junto al techo. Le miro fijamente, con el cejo fruncido, y él me mira sonriente, como conocedor de mis pensamientos. Y entonces una duda me asalta, ¿es contrario a mí... en todo?
Si yo diera limosna a alguien, ¿Él le robaría? Si yo tratara de salvar a alguien, ¿Él le mataría? Si yo amara a alguien, ¿Él le odiaría? Entonces recuerdo que ese ser ha salido de mi interior, y me estremezco. Noto como el odio me sobrepasa, y trato de lanzarme contra él, pero mis limitaciones físicas se hacen dolorosamente palpables, y caigo como un peso muerto.

Despierto con un sobresalto en mi cama, y al recordar mi sueño, comienzo a temblar; porque aquella réplica, no era en realidad un ser extraño. Aquel ser también soy yo. Y eso me aterra.

miércoles, 23 de marzo de 2016

LUZ EN LA NOCHE


La niña observó abstraída cómo la luz aumentaba hasta iluminar la noche, alejando momentáneamente las sombras; una noche convertida en día durante unos instantes, y que acabaría desapareciendo poco a poco, en un falso atardecer, mientras toneladas de material diverso se desvanecía en el aire.
La muchacha sonrió complaciente, y miró con complicidad a su compañera felina:

¡Mira que quemarlas todas al mismo tiempo! ¡Estos valencianos están majaras!

ATARDECER DE NUEVO ENTRE TUS BRAZOS



—¿Has visto qué preciosidad de atardecer, Bigotitos? Una de esas tardes en que da gusto estar vivo.
—Desde luego que sí —respondió el gato—, pero ¿no te dijo el psiquiatra que no hablaras conmigo? ¿Que eso era síntoma de recaída?
—Sólo si me respondías, así que ya podrías callarte un rato.

—¡Eso sí que no! ¡Que uno será una alucinación, pero una alucinación educada!

martes, 22 de marzo de 2016

INVISIBLES

Era un callejón invisible para los transeúntes en el que conviven ratas, una camada de gatos y algunos perros callejeros. Se alimentan de los restos de un restaurante y calman su sed en charcos perpetuos porque el sol no entra en él para evaporarlos. Dormitorio eventual de mendigos que buscan un lugar donde la luz no visibilice su indigencia. Un lugar alimentado de sombras donde pasar desapercibidos.  Huyen de ojos que no quieren ver miserias. Allí, una pequeña desharrapada de cuerpo menudo comparte residencia con sus habitantes.Se esconde entre los contenedores donde echa los desperdicios un opulento restaurante del casco viejo.
Apenas recuerda como acabó allí, en una ciudad de voces que no entendía.   Una turba aterrorizada la arrancó de las manos seguras de su madre.  Zarandeada de un lado a otro, acabó en un olvidadero de niños que gritaban en lenguas confusas. Escapó huyendo de la violencia que el hambre genera. Se esconde porque no quiere volver a ese infierno. Decidió callar y el silencio la enmudeció.  Olvidó su nombre, el sonido de su voz y su lengua materna. El recuerdo de su lugar de origen le llega frío, cortante y en ráfagas como el efecto del viento en un túnel.  No quiere dormir, si cierra los ojos, sus oídos se abren y a su sueño le acompaña el terror del silbido que precede a la destrucción.

Allí, entre los contenedores, espera los desechos del restaurante para poder saciar el hambre.  Ese callejón le proporciona invisibilidad, comida y bebida como al resto de sus habitantes. Hoy hubo suerte, un tesoro en forma de migajas de pastel de chocolate cayó en sus manos.  Lo comienza a engullir en estado de alerta. Atenta a cualquier sonido que le indique el peligro de un temido retorno al olvidadero, escucha el maullido lastimoso de un gato, y observa como el animal se acerca renqueando; huele su rico manjar.  El pobre no está mucho mejor que ella.  Arrastra una pata y le falta el pelo de la cabeza, algunas costras resecas cubren su lomo en el que se dibujan sus costillas.  El pobre animal apenas tiene fuerzas para acercarse más. La pequeña tensa el cuerpo dispuesta a defender su tesoro.  Pero algo en ella le hace cambiar de actitud y le tiende una miguita del pastel con precaución.   El gato ronronea sin fuerzas, ignora la mano y con gran esfuerzo, se sube a su regazo buscando acomodo y se queda en él.  La pequeña no sabe qué hacer.  Enternecida insiste en dar de comer al pobre bicho, pero el gato rechaza el manjar, sólo emite un triste y quedo lamento semejante al de un bebé. El llanto le trae un lejano recuerdo que la entristece. La tensión del miedo desaparece para sentirse tan agotada que comienza a llorar con él.Abandona los restos de la comida en el suelo y se arrebulla con el gato buscando calor. Su callejón protector es ahora más frío y húmedo que nunca, echa de menos a su madre, su voz, la luz y el calor del sol.  Ambos se dejan llevar por la somnolencia y se quedan dormidos en un sueño reconfortante del que no volverán a despertar.

lunes, 21 de marzo de 2016

HUMANA




Desde una arboleda cercana miraba, sin emoción, a una hembra de pelo dorado y delgada, que sostenía una vida inocente en sus brazos. La estudiaba desde lejos, sin permitir que le descubriera, aunque dentro de sí una pequeña vibración en el límite de la percepción le desmentía... quizá sí percibiese algo. Puede que, instintivamente, ella notara un cosquilleo en su nuca.
Sabía lo que iba a ocurrir, pues su poder era anticipar el fin de la vida; ella aplastaría el pequeño cuerpo que sostenía, poco a poco, hasta notar los chasquidos de los frágiles huesos arañando los órganos internos... y después tiraría al cachorro al río, añadiendo otra agonía antes de morir. Estaba impresionado.
Si hubiera podido atisbar su mirada, incluso él se cubriría de gozo, mas no presentaba ninguna de las señales que distinguían a los maldecidos... y eso le desconcertaba profundamente.
Decidió abrir su mente hacia la hembra con una sonda mental, para perforar (nunca mejor dicho) el núcleo de sus pensamientos. Entró delicadamente en el interior, esquivando los pensamientos con forma de cuchillas fácilmente, sorteando la inmundicia pegajosa de las paredes que encerraban sus delirios y confirmó lo que sospechaba desde el principio: era una humana.
Alzó los hombros tras el fiasco y empezó a alejarse con pasos transparentes, mientras se escuchaba el sonido de un pequeño cuerpo impactando el agua.

Continuaría la búsqueda de otros como él, los desheredados caídos... solo era cuestión de tiempo. Y tiempo, por mucho que lo odiara, tenía en abundancia.

A LA MALA HORA



Maullaba a su compañero, situado a varios metros de distancia. Había sido más rápido, librándose por los pelos.
—Haz algo, salta sobre ella, intenta arañarla...¡No la soporto!
Parecía que barritaba como un mamut, estaba muy indignada.
La campesina sujetó mejor a la gata, que se removía en sus brazos.
—Y encima me está tocando el culo, lo que hay que aguantar...
Ahí el gruñido que dio sonaba más a felino, y menos mal, porque el gato ya estaba asustado de la ira de su compañera.
Desesperada, al comprender que el agua se acercaba peligrosamente, lanzó el bufido más espantoso de su vida.

No le sirvió de nada. Su ama la lanzó al agua tras frotarle con una loción jabonosa; que ella era muy limpia, y sus bichos también.

¡POR LAS DUDAS NOS SUBIMOS!




—Primero, todos los animales que tuvimos que bajar antes de zarpar, ¡ni que fueramos un zoológico! Y ni bien salimos del puerto nos llenamos de gaviotas. ¿Quién fue el inteligente que bautizó el barco? Por dios, "El arca de Noé".

—No lo sé mi capitán, pero quién diría que lo animales saben leer...

sábado, 19 de marzo de 2016

EL GATO



La puesta de sol entristecía más el momento. Había llegado la hora y no podía retrasar la despedida. Acarició su pelaje suave y besó su cabecita peluda.
Justo antes de que el sol desapareciera entre las montañas soltó al animalito y huyó del lugar mientras las lagrimas resbalaban por sus mejillas y mojaban su ropa. Llegó a su casa y cerró las contraventanas. Atrancó la puerta con un armario y se escondió en su cuarto, bajo tres mantas.

La oscuridad lo invadió todo. El ser que de día fuera un dulce gatito se convirtió en una gran bestia entre estertores de dolor. La luna iluminó el bosque y la criatura peluda, ahora desgreñada y sucia, se adentró entre la espesura en busca de alimento...

domingo, 6 de marzo de 2016

PUTAS GAVIOTAS



—Putas gaviotas. Hay que ver, ¡qué asco de bichos!
—¡Y que lo diga! Son como las ratas. Esta es una de las razones por las que echo de menos mi casa.
—¿Allí no tenéis gaviotas?
—¡Qué va! Nos las hemos comido todas. Ya sabe; la guerra, la hambruna…
—Es cierto, esas cosas pasan…
—…
—…
—Pues pensábamos que no, pero al final hemos tenido comida suficiente para ambos.
—Sin duda. Yo hasta estoy lleno. ¿Y tú, Robert?
—Con ganas de vomitar y todo.
—Aparte esa caja de mi vista. Solo de ver más carne, se me revuelve el estómago.
—Ipso facto, señor.
—Quién nos lo iba a decir, ¿verdad? Y sir Frederick decía que no sería suficiente.
—Además que sí. Desde que salimos de la Isla Calav.. ¡Fuera! ¡Fuera, coño! Les estoy cogiendo una manía a estas putas aves… ¡Dame mi espada!
—¡Por supuesto que sí, capitán! Tome.
—¡Morid! ¡Morid, bichos inmundos!
—¡Cuidado, señor! Eso a lo que acaba de acertar es mi sombrero.
—¡Mierda! Lo siento. ¿Está usted bien?
—Sí, bueno… Ha faltado poco.Por los pelos, diría yo…
—¿Por los pelos? ¡Por mi pericia, querrá decir!
—Sí, claro. Eso, por su perilla.
—Qué perilla, ni qué perilla. ¡Mi pericia! Mi destreza, mi maestría con las armas.
—Eso es cierto, señor. Tragando sables es usted todo un maestro.
—¿Insinúa algo, sir Robert?
—No, señor. No se me ocurriría.
—Ah, bueno. Me pareció detectar cierto deje de ironía en sus palabras. Quede claro que allá en las Indias, durante mi estan…
—¿En qué Indias, mi capitán?
—¿Cómo que…? Pues en las de… Allá, al otro lado del mundo. ¿Qué Indias van a ser?
—Pues… pues… Hay dos, señor. Las de la ruta de la seda, o las de los señores con pluma en…
—¡Calla, necio!
—Vale, vale, las de la pluma. Ahora todo encaja.
—¿Qué dice?
—Que qué hago con la caja… señor.
—Tírala por la borda. A ver si estas ratas con alas nos dejan de una puñetera vez.
—Pero, ¿también su contenido?
—¿Vas a comer más?
—No, a mi es que la casquería me da un poco de asquete…
—A mí también, Robert. No sabes cuánto te entiendo. Me dan unas arcadas, que ni mi hermana desnuda. ¡Puaj!
—Es cierto, capitán. ¡Puaj!
—No lo dirá por mi hermana…
—No, no… Que el cielo me perdone. No me atrevería. Lo digo por el contenido. Mire lo que pasa cuando lo muevo.
—Yegghhh…Es verdad. Deshágase de ello con celeridad.
—A sus órdenes, mi capitán.
—¡A la de una! ¡A la de dos! ¡Y a la de…!
—¡Espere!
—Y, ¿ahora qué pasa, señor?
—Déjeme echarle un último vistazo.
—¿Pero no le daba asco?
—¡Calle! Oremos.
—Oremos.
—Por el alma de Frederick.
—Por el alma de Frederick.
—Porque sin su ayuda, nos habríamos muerto de hambre.
—Porque sin… Bueno, sin su grasa también habría…
—¡Oremos!
—Sí, mi capitán! Oremos…
—Porque gracias a… ¡Joder con los putos bichos! A tomar por culo la caja, hombre ya.
—Adios, sir Frederick. Que allá donde esté su alma llegue lej…
—¡Sir Robert!
—¿Oremos?
—Este hombre es tonto. ¡Venga aquí! ¡Más vale que lleguemos a casa pronto, porque sino, me alimentaré de usted, y de su estupidez!
—Sí, me va a comer el rabo…
—¿Qué murmura?
—Nada, nada, que voy a comprobar los cabos. Los de las velas.

—Ah, vale. ¡Pero os queréis estar quietas! ¡Putas gaviotas!

MIENTRAS VUELAN



Al principio las odiaba, luego fue otro el graznar, porque ya no quedan canciones. Entre el salitre y sus desechos van desmoronando la madera, y el velamen está agujereado por los ácidos excrementales, que expulsan sin pudor.
Nunca cesan de gritarme mientras vuelan que llega mi fin, que empezarán a devorarme por los ojos... y mis labios agrietados forman una mueca de horror, porque ya no me quedan muchos pensamientos con cordura.
He olvidado mi nombre, no se dónde estoy... solo me aferro al maderamen en cubierta. Quizá, sean las aves quienes lleven el rumbo del esquife, porque el viento es inexistente en estas aguas silenciosas... ¿Estaré muriendo?
A veces entiendo mejor su cacofonía sin término, sus risas afiladas, sus descensos veloces muy cerca de mi rostro reseco, porque imagino que tengo aún un cuerpo.
¿Y si estuviera en una especie de infierno? Agua sin tierra, con sed eterna. Acosada por los chillidos sin fin, alargados a lamentos que semejan niños gimiendo, a cachorros siendo despellejados...
¿Y si fuera un sueño? me pregunté en algún momento, creo. Imaginé que podría llegar a tierra, con una cascada dulce de bienvenida, con solo mi voluntad como guía, pero esas malditas no me dejaron escapar...

En ese momento, al recordar lo que eran las aves abrió sus ojos, y sabiendo que sería el último acto de voluntad propia, reunió su cuerpo desmadejado y se tiró por la borda.

Todas se posaron donde un instante antes saltó y formaron una figura oscura y reconocible, rompiendo después a volar desenfrenadas. El esquife quedó vacío de nuevo, esperando.

viernes, 4 de marzo de 2016

PESCA



Era otro día de pesca más.  El barco salió como cada atardecer con la primera oscuridad. La última y amarillenta claridad del día manchaba las primeras tinieblas de la noche.  Solo dos marineros gobernaban la embarcación. Llevaban las redes desplegadas como alas de mariposa y los faroles preparados para deslumbrar a los peces,  con el agravante de nocturnidad; como dos ladrones robarían al mar a sus habitantes más inocentes, aquellos que vagaban por sus aguas con la inocencia de quien descubre cada tres segundos un nuevo paisaje. ¡Como contenerse y no correr detrás de esas luciérnagas que parpadean en la superficie!

La noche naufragaba en el horizonte marino y esos malhechores huían de nuevo con el botín. El mar enfurecido invocó a los elementos. Vientos, tormentas, rayos y truenos sumergieron la embarcación en el fondo marino liberando a sus rehenes.  Los dos marineros se convirtieron en comida para sus habitantes. 

domingo, 28 de febrero de 2016

FIN DE SEMANA ROMÁNTICO



Solo a ella se le podría ocurrir guardarse el pan de todo el viaje y convertirlo en migajas....
Yo pensando en un viaje romántico, con la puesta de sol, el catamarán surcando el tranquilo mar Mediterráneo......
Y ella me aparece con los aperos de pescar de su abuelo. Una guía de pesca de la biblioteca y un traje de buzo.
Regresamos del romántico fin de semana rodeados de gaviotas. Revolotean alegres alrededor de ella. Le comen de las manos. A mí me miran con odio, yo también.
Sus risas son contagiosas. Me inspiran bellos poemas. Tampoco ha sido tan nefasto este fin de semana. ¡Me he vuelto a enamorar perdidamente de ella!

sábado, 27 de febrero de 2016

¡GAVIOOOTA!



¡Ah! La relajación de un atardecer tranquilo, navegando lentamente, mecido por las olas; la brisa suave acariciando tu piel, mientras te acercas, sin alcanzarlo, al bello disco dorado que poco a poco se sumerge en el horizonte; los aromas del mar adentrándote en tus sentidos, y el... los... las... ¡Hala, ya estamos otra vez! ¡Es la cuarta vez que se me cagan encima las dichosas gaviotas! ¡Mierda de mundo moderno, ya ni las gaviotas le dejan a uno ser romántico! ¡A hacer puñetas, hombre!