jueves, 26 de marzo de 2015

LA MANSIÓN DEL ÚLTIMO ADIÓS




Recuerdo las sombras de un húmedo pasaje,
Con sabor añejo de tiempos grises
Y melancólicas noches de luna salvaje.

Recuerdo besos de amor clandestinos,
Silenciosas palaBras de pasión,
Caricias furtivas que eran prisión
De unas vidas de perdición.

Recuerdo los muros de un maldito lugar,
Una morada de ocultos placeres,
Donde hubo vigilias de horribles dolores
Causados por la lujuria que allí fui a encontrar.

Recuerdo la mansión en un reflejo.
La escucho en el silencioso llover.
Su siniestra silueta llena de poder
Allá donde siempre voy a caer.

Recuerdo la última vez en tus brazos
Y lloro cuando entiendo el caos
Que sembraste en todos mis versos.



Recuerdo el último adiós,
El fin de una mágica ilusión.
Y sangra sin medida mi corazón,
Cuando despierto tirado en el callejón
Donde tu recuerdo me dejó.

Recuerdo la mansión del último adiós,
Donde me regalaste la muerte
Después de amor, por siempre, jurarte.


miércoles, 25 de marzo de 2015

RAMÓN


Ramón, que observa con tristeza a la morena que saborea con lujuria un chocolate con churros, deposita una taza limpia y reluciente encima de la barra y contempla el cuadro que tiene en la pared de enfrente. Da igual el tiempo que haga en el exterior, incluso sudando, con la camiseta pegada a su piel, la ha visto lamer con lentitud ese dichoso manjar. La mujer respira hondo y cierra los ojos apoyándose en el respaldo de la silla. 
- Ya empieza – le susurra el camarero al hombre cuando la ve abrir los ojos. Ramón se gira y descubre a la mujer mirando el reloj, a la gente que la rodea, al camarero. Sus manos desvelan su nerviosismo mientras retuerce la servilleta con la que acaba de limpiarse las migas que manchaban sus labios. Esconde con disimulo la taza en el bolso. Sale corriendo sin que nadie la detenga. 
- ¿Qué te debo? – le pregunta al camarero.
 - Lo de siempre, dos euros con cincuenta. Es la última vez que le pagas esto a tu mujer, ¿no? Te va a buscar la ruina, escúchame, de verdad, que te lo digo de corazón. Anda, síguela, no vaya a hacer algo gordo de verdad. Igual un día te aparece en casa con un picardías con la alarma de seguridad sin quitar. Ramón, cabizbajo, sale por la puerta en busca de su esposa. Camina pensando en la mala idea que tuvieron de incluirla en aquel grupo contra la cleptomanía. A veces le daba por pensar que en vez de dejar de robar, sus compañeros la habían enseñado a perfeccionar su técnica.

domingo, 22 de marzo de 2015

CHOCOLATE



El régimen sigue prohibiendo comer chocolate en el pueblo. Este estado dictatorial impuesto por el presidente diabético nos causa verdaderos quebraderos de cabeza. Hoy Aurelia se ha escapado otra vez por la reja rota de la casa de Pandora. Se cree que al vestirse de negro va a pasar desapercibida en la oscuridad de la noche y que no la van a ver los drones que vigilan las fronteras. Es la tercera vez que lo hace. Y hoy las cámaras han captado por fin el acto delictivo.
Su pálida mano ha salido nítida en la imagen. Se ha pintado las uñas también de negro en un intento de ocultarse de la luz. Pero sus dedos asiendo el churro y la taza blanca inmaculada nos han dejado claro que Aurelia no va a dejar de incumplir la norma más importante de nuestro gobierno.
Vamos a tomar las medidas oportunas. Mañana, cuando la luz del sol ilumine nuestro pueblo, todos los ciudadanos contemplarán a Aurelia patalear en el aire, mientras su lengua se hincha y cuelga de su boca pecadora. Su ejemplo, esperamos, cause el efecto esperado y ningún ciudadano vuelva a romper las reglas y se escape al pueblo vecino a tomar una taza de chocolate.

EL ENCARGO


Esta visita despertaba una profunda inquietud en su interior. La figura que hablaba en susurros lánguidos la perturbaba, siempre. Puso en la mesa una taza humeante acompañada de un plato con aros dorados, una de las mejores recetas que conocía para tratar con tal ser, y se sentó enfrente. Siempre se tenía que sentar una enfrente (jamás en tangencial), eso era muy importante, y así mismo, ella camuflaba también su verdadera identidad gracias a la luz, porque en completa oscuridad todo se revelaba.
La primera vez que se presentó, empalideció. La curandera reprime un estremecimiento al recordarlo...Llamaron a su puerta y, al abrir, no vio a nadie en el umbral o en el terreno circundante. Al girarse tras cerrarla, ahí estaba; una figura encapuchada. No quiso calentarse junto al fuego ni sentarse, cuando se lo ofreció. Balbuceaba frases incomprensibles, mientras emanaba poder disimulado. Tras unos momentos, pareció centrarse y le preguntó su nombre. Al decírselo (fue incapaz de resistirse), negó con una sacudida entre sombras y desapareció. ¡Desapareció en un parpadeo!
En su cama, por las noches, llegó a imaginar que el encuentro era uno de sus muchos sueños, ya que su don era ver entre mundos, pero sucedió una vez más, y otra...siempre diferente en sus apariciones,siempre cambiante. Por eso, habitualmente tenía preparada una jarra caliente y un plato de aros crujientes, parecía que le ayudaba a formar una forma humanoide de presentación... Freya así se lo aseguró, antaño.
Ella, pese a ser una sanadora experta, estaba mejor preparada ahora, pues lo que iba a hacer se lo había enseñado también la primera madre, aunque nada era seguro, en realidad. La vista era lo primero que adquiría su visitante, cuando empezaba a tomar una forma sustancial(cárnica, como le gustaba decir). El olfato venía después, y el tacto a continuación...
Empieza el canturreo mental, apaciguador: "Emite calor, acércate. El cuenco lo contiene, como tú. Huele la alquimia ascendente de lo mundano, acerca tus dedos, tócalos..."
La curandera sonríe al advertir que una mano femenina, con las uñas de un color muy acorde a su espíritu, surge de las sombras hechas ropajes y se dirige a uno de los aros crujientes, para degustarlo...Por un momento, sólo un destello difuso y vibrátil en sus ojos, percibe en la transición de las sombras a la luz mortecina de la pequeña habitación, la visión de unos huesosadelantándose...
Parpadea deprisa, mas la visión permanece. Ahora era cuando la situación se ponía peligrosa. Ha visto unos huesos amarillentos, unos tendones descarnados manchados, y el extremo de sus dedos es el color de la sangre negra, no una uñas decoradas. Agradece el gran capuz que oculta el rostro, prefiere ni atisbarlo.
"No es un descuido ¿de veras quiere que la veaasí?... Es hora de su terapia, entonces".
Da un sorbo a su propio café (el mejor de Midgard) y suspira por dentro. El dios tuerto no le paga lo suficiente por sus servicios.

Bueno, flaca, dime qué tal vas con el asunto de tu amnesia...

PROMESAS

—¡Ves! Te dije que yo siempre cumplía mis promesas...

—Sí, vale; pero sinceramente, imaginaba otra cosa cuando me dijiste que me ibas a ayudar a "mojar el churro".

HAMBRE

—Aquí tiene, su chocolate con churros.
—Gracias —respondió el hombre sin mirarle, inmerso en sus documentos.
Nada más darse la vuelta el camarero, y sin que nadie las viera, dos formas blanquecinas surgieron de la nada, tomando poco a poco el aspecto de dos manos; silenciosamente, fueron tomando uno a uno los churros, mojándolos en chocolate, y haciéndolos desaparecer en la nada que las rodeaba; y en cuanto terminaron con el desayuno, se desvanecieron tal como habían aparecido.
El hombre levantó los ojos, y llamó al camarero, indignado.
—¿Señor?
—A ver, dígame ¿dónde está lo que le he pedido?
—Pues, no sé... Le juro que lo he dejado ahí.
—Ya... ¿Y esto? ¿Le parece a usted una taza de chocolate?
—Pues no, más bien... Un cuarto de taza.
—Esto... ¡Esto es indignante! Me voy, ¡No van a volverme a ver por aquí!
Y recogiendo sus papeles con rapidez, salió precipitadamente del establecimiento.
—Con este ya van cinco desde que reabrimos, con la nueva decoración —dijo desde la barra el otro camarero—; y curiosamente todos se sentaban en esa misma mesa.
—No pensarás que está "embrujada" o algo así.
—Quién sabe... ¡Haberlas, haylas!

—Bah, tonterías... —y sin más, se puso a recoger la mesa, sin fijarse en cómo, desde la pared, un sonriente Carpanta le observaba.

miércoles, 18 de marzo de 2015

VACACIONES

El olor que salía por la puerta abierta del bar la embriagó. La dama de negro no pudo evitarlo y entró.
Una mesa en un rincón oscuro permanecía vacía pese a lo lleno que se encontraba el establecimiento. No pudo evitarlo y se sentó.
Un camarero vino al poco tiempo a recomendarle chocolate con churros, recién hechos. No puedo evitarlo y los pidió.
Cinco minutos más tarde tenía ante ella la taza y el plato. Paseó el dedo sobre el azúcar. No pudo evitarlo y se lo lamió.
Un niño que corría entre las mesas tropezó con la suya. No pudo evitarlo y la derribó.
La dama de negro miró con lástima el chocolate derramado y los churros desperdigados por el suelo. No pudo evitarlo y lo mató.

Lentamente se levantó, se dirigió a la barra, pagó la cuenta y salió de nuevo al exterior. Cinco mil años de espera para poder tener 30 minutos solo para ella. Se colocó de nuevo la raída capucha mientras sacaba la guadaña. No pudo evitarlo y suspiró.

OCASO




¡Aquí!... por favor.... vengan.... no sigan... de largo.
¿Acaso ustedes no necesitan estar con alguien? ¿Por qué creen que yo no?
También necesito que me cuiden, que me hablen, que me quieran, que compartan su vida conmigo..... quiero sentir sus alegrías, sus tristezas, sus amores. Sin ustedes solo soy una cascara vacía... sin ustedes me muero.

¿Por qué me dejan morir?

lunes, 16 de marzo de 2015

DENTRO DE TU CHOCOLATE

   La única imagen que recuerdo es la de tus manos, con las uñas pintadas de negro, mojando de manera pausada los churros en el chocolate de tu taza. No hay más. Solo eso. Una taza, una cucharilla, un plato con más de esas delicias y el ticket con la cuenta. El resto lo borraron, al unísono, tu sonrisa y el brillo de tus ojos. No quedó razonamiento ni sensatez,  solo locura.
   Cuando años después desperté, me preguntaron por los sucesos de aquel tiempo y, con la mirada perdida en los recuerdos más felices, y a la vez efímeros, de mi vida, solo pude sonreír y dejar que el poder de aquel inmenso amor saliera al exterior y dejara libre mi corazón.
   Tus besos y caricias quedarán para siempre guardados en el rincón secreto de mi alma. Tus rizos, risas y guiños, serán los tesoros que de ti me quedé y que a ti me llevarán.
   Esa imagen irreal me transformó, más nunca volví a ser aquel ignorante al que enamoraste para siempre y que no puede desandar el camino.

   Dentro de tu chocolate podría vivir o morir, pero cada vez que intento recordarte me asalta la estampa de tus manos de uñas negras, tu sonrisa y el brillo de tus ojos, y solo veo locura en forma de mariposas tristes.

jueves, 12 de marzo de 2015

El antídoto








Raquel bebió sorbo a sorbo, tal y como él le pedía, el tazón de chocolate caliente. Cuando terminó, le dijo que se encontraba muy cansada y que prefería acostarse pronto. Vio cómo sus pupilas brillaban de alegría pero, aún así, le dio un beso en la mejilla.

Pablo entró en la habitación y contempló durante unos segundos el cuerpo de su mujer en la cama. Parecía dormida. Se aproximó y le tomó el pulso con cuidado. Estaba muerta.
Se dirigió al salón y, entre sollozos, telefoneó al médico que trataba a su esposa, el doctor Jiménez.
  -Si doctor , ha debido ser el corazón. Ya lo decía usted…
  -Lo siento. Cálmese y tome algún tranquilizante. Salgo ahora mismo hacia su casa.
Pablo se sirvió un güisqui y salió a la terraza. Encendió un cigarrillo y se tumbó en una hamaca.
Transcurridos unos minutos sonó el timbre y  abrió la puerta al médico.
  -Le reitero mi pésame, pero he de ver el cuerpo.
  -Acompáñeme, por favor. Está en el dormitorio.
Atravesaron el pasillo y Pablo abrió la puerta. Ambos se miraron con estupor: la cama estaba vacía. Pablo comenzó a notar un fuerte dolor en el pecho y cayó desplomado.

Raquel se vistió con su mejor traje de chaqueta negro. Acudió sola al entierro de Pablo conduciendo su deportivo.
  -Lo siento Raquel… Ha sido todo tan rápido…
  -La verdad es que no he tenido tiempo de digerirlo. Gracias, Manu, por venir. Tú eras su mejor amigo…

El doctor Jiménez se encontraba en el aula Magna de la facultad de Medicina. Ese día explicaba a los futuros médicos los efectos que producían en el corazón las toxinas que formaban parte del veneno de algunas serpientes. Un alumno se levantó:
  -¿Los efectos producen la muerte de forma instantánea?
  -Buena pregunta. Una vez formé parte como forense de un caso en el que un hombre administró a su pareja, en pequeñas dosis, la mencionada toxina. La esposa acudió a su médico extrañada ya que nunca había tenido problemas cardíacos. El especialista acudió un día a casa de la enferma, vio la víbora dentro de su terrario y no dudó en sospechar del marido. Consiguió el antídoto y la mujer dejó de sufrir.
 Cuando terminó, se dirigió a casa de Raquel. Subió en el ascensor pensando en el gilipollas de Pablo.
Raquel le esperaba con una botella de champán y dos copas:
  -Cariño… ¿Ya te has deshecho de la maldita serpiente?
  -Sí, esta mañana. La he llevado a un sitio de esos que acogen bichos raros…
 








DULCES SUEÑOS




Toma, come y olvida tus preocupaciones. Ya es hora de que descanses...en paz. No te preocupes por nada, relájate, sólo yo sé cuánto has trabajado en esta vida para reunir la inmensa fortuna que posees. No te pongas nervioso, el dinero no ha de quitarte el sueño. Pisoteaste a mucha gente para conseguirlo y vivir a pleno lujo...y ello debería darte paz. ¿No es así? ¿Quieres más? Bebe este delicioso chocolate que te he preparado. Está en su punto, como a tí te gusta y si lo tomas todo...puedo asegurarte que nada te hará descansar mejor que esto...¡Nada! Has hecho bien en hacer testamento pero no me gusta que hayas dejado algo a esos buitres que tan sólo ahora se preocupan por tí. ¡Ahora todo el mundo recuerda que es familia tuya! Mira...firma esto...me encargaré de modificar algunas cosas que tengo pendiente y también me encargaré de esos oportunistas que te rondan, en breve. Todo ha de ser para mí, pues ya sabes cuán bien he administrado la fortuna durante todo este tiempo...sería una pena que ahora se disgregase ¿No crees? Gracias por firmar, sabía que entrarías en razones. No debería temblarte el pulso aunque comprendo tu nerviosismo, pero no pasa nada. ¿No confías en mí? Yo sé que si. Siempre fuiste una persona muy inteligente...y no esperaba menos de tí. ¿No te apetece más chocolate? ¡Vamos, hay que apurarlo todo! Te lo he preparado con mucho cariño y no debemos dejar que se enfríe. Así...muy bien...ya está. Ahora, tan sólo cierra los ojos y déjate llevar, relájate... Dulces sueños...amor.


martes, 10 de marzo de 2015

LA CRIBA

Quedaban pocos habitantes en el pueblo, muy pocos. Las desavenencias y el arreglo de antiguas cuentas diezmaron la estancia en él. Quizá fue por el nombre del lugar, agorero como pocos, desde la primera madera que clavaron en la tierra para hacer la primera cabaña...y continúa llamándose así, aunque pocos lo recuerdan ya; el mal estaba haciendo estragos en sus mentes extraordinarias...
Regina sacude la cabeza lentamente, reprochándose interiormente por el derrotero de sus pensamientos junto a la ventana, mientras ve a través de los cristales a dos encarnizadas enemigas pasando muy cercana una de otra. Por un instante, teme que su hechizo sea menos fuerte que el odio que se profesan entre ellas, pero todo parece estar bien.
Sus dos mejores alumnas son su mayor dolor. De todos los que han sucumbido, éstas son las que más resisten. La rubia se llama Selene, la morena dice llamarse Sol... y sólo puede permanecer una. La mujer de cabellos plateados sonríe al recordar el momento, porque ningún nombre era verdadero.
Apoya la frente en el vidrio y sus ojos cambian. Casi sin darse cuenta, las envuelve en un nuevo embrujo y quedan detenidas en una burbuja de no-tiempo, mientras busca una solución a la desesperada para ambas, aunque está muy debilitada. Proteger el lugar, el concilio, ha mermado su poder.
Crea una telaraña de posibilidades y une un hilo con otro, enmaraña dos flecos del destino y susurra vida a la madeja con su aliento. No está satisfecha, es una solución temporal y lo sabe, mas chasquea con los dedos la palabra de fuego y la burbuja del no-tiempo explota en silencio.

Regina se aparta de la ventana, aburrida ya del exterior, maldiciendo al primero de ellos, el primero de su linaje, al hierofante loco que bautizó el lugar de manera que ninguno olvidara nuestro cometido : La Criba de los magos.

LA CHABOLA


Siempre que pasamos al lado de la chabola me acuerdo y siento ese miedo antiguo que sentía cuando era pequeña. El mismo, no se ha ido como me decían los médicos. Sé que está muerto, pero al caminar al lado de mi amiga no puedo dejar de sentir el bombeo de mi corazón que se acelera. Y esa opresión en el pecho que me oprime las costillas. No miro, nunca giro el cuello en dirección a la chabola. Prefiero sentir ese extraño y conocido miedo que descubrir que tras las tablas de madera que tapan las entradas de la chabola me sigue esperando como antaño.
Siempre que pasamos al lado de la chabola toso. Y siempre la misma pregunta:
-¿Estás bien? Si quiere mañana cambiamos de ruta.
Y siempre la misma respuesta:
-No tranquila, sé que está muerto, sé que no saldrá ya nunca más de allí y tú llevas la bici. Si saliera, me subes a la cesta y huimos. Ya no siento miedo.

DESPEDIDA


Mientras montaba en su bicicleta y se marchaba, me dedicó unas palabras.  
-Me voy; y esta vez no regresaré. Piensa tú el por qué.  
Me dejó el corazón destrozado mientras su figura se empequeñecía cada vez más perdiéndose al final de la calle. Silencio.

CRÓNICAS MARCIANAS



Ya solo pueden verse sobre la superficie de Marte a esos habitantes del planeta que ellos llaman Tierra. Han demolido nuestras ciudades, han terraformad el planeta como si tuvieran derecho a todo. Únicamente quedamos unos pocos escondidos en reductos alejados de sus grises urbes. Si solo hubiésemos sido más cuidadosos al acabar con la primera tripulación y destruir su nave…

sábado, 7 de marzo de 2015

UNA HABITACIÓN EN LA HABANA




—¿Qué te ocurre? —le preguntó su amiga.
—Nada —respondió—, solo nostalgia.
—¿Nostalgia? —se extrañó la otra.
—Solo son recuerdos que me han venido al ver este cuadro —Aclaró ella—. De cuando llegué a este lugar.
—¿Buenos o malos?
—De mi luna de miel.
   Las imágenes se sucedieron en su cabeza y la secuencia de lo que allí ocurrió hizo que un dolor, en apariencia olvidado, regresara a su corazón. Un pesar insoportable que caía sobre ella como una losa de hormigón acrecentando su agónica sensación de culpa y devolviéndole a la realidad de unos actos que destruyeron toda su felicidad.
   La pintura mostraba una sencilla calle de casas bajas de madera, de colores vivos, con porches al sol y la incesante melodía del son cubano a punto de ser escuchada en cualquier momento. Era un recordatorio de sus pecados. La escena de una cruel infidelidad y un horrendo desenlace.
   Una lágrima apareció en sus ojos.
—¿Zaira?
—Tranquila —suspiró—, estoy bien. Vámonos.

   Y ambas amigas salieron de aquella habitación en La Habana.

RECUERDOS



Ahí estás, como cada día, montada en tu bicicleta en dirección desconocida, y como siempre sin echarme un solo vistazo. ¿A dónde irás? ¿Al trabajo, a la universidad, a casa de algún conocido?
Admiro tu melena al viento, tu hermosura, esa esencia de mujer que dejas a tu paso; has crecido mucho desde aquel último, terrible día, en que te vi marchar. Ha pasado tanto, tanto tiempo, que tú ya ni te acuerdas de que un día me conociste. Al fin y al cabo, yo ya no soy nada en tu vida.

Solo soy la vieja casa donde naciste.

GOLPE DE CALOR


El calor golpeaba fuerte aquella tarde. Ruth miró la calle inquieta a través de los cristales sucios y encendió el ventilador pues su abanico no daba abasto. Los pocos que se atrevían a pasear luchaban contra sus chancletas que se pegaban al asfalto. La mujer miró el cuerpo sin vida de su marido y comenzó a morderse las uñas pensativa: — ¡Ya sé! ¡Claro! ¿Cómo no se me habrá ocurrido antes? Está clarísimo. Ha sido un golpe de calor — susurró convencida mientras miraba distraídamente la sartén humeante del fregadero que tenía unas manchas muy sospechosas.

martes, 3 de marzo de 2015

GODZILLA

La silueta borrosa del monstruo cada vez estaba más cerca. Se arrastraba en su dirección sin titubear. Más y más cerca. El hombre tumbado sobre el césped tanteó a su lado y cogió las gafas para ponérselas. Todo se hizo más nítido. La oruguita se detuvo a centímetros de su nariz.

CRÉDULOS


—Pero Manolo, ¿quieres darte más prisa para recogerlo todo? Que los del 4º Milenio ya están aparcando....

lunes, 2 de marzo de 2015

SIN INSPIRACIÓN



Shshshhshshshhshshs (ruido de ducha).
—¡¡¡¡¡Goku!!!!! ¡¡¡Tienes un whatsapp de Freezer!!!
—¿¡Que quiere!?
—¡¡¡Te envió una foto!!! ¡¡¡Por lo que se ve, creo que mató a Krilin!!!
—¡¿De nuevo?!

AUTORRETRATO

Querido Luci; acabo de recibir tu misiva (debería decir mail, aunque es menos elegante), pero ya me conoces, tengo predilección con mi arcaico lenguaje... ¡Ah!, qué detalle incluir una imagen a la que llamas "selfie", también. Uno de mis secretarios me ha dicho que significa un autorretrato. ¡Acabáramos!... mas debo decirte que no sales nada favorecido, ¿ya te has cansado de tu melena dorada y tus ojos flamígeros?... No me hagas caso, ya sabes que soy tradicional con estas cosas. Tú dirías que tengo poca imaginación, pero te aseguro que no es así (además lo dices para picarme, que ya nos conocemos).
No hacía falta que me recordaras tu fecha de aniversario, aunque tengo que reconocer que, al recibir tus noticias, he decidido cambiar el regalo previsto por otro. Creo que le vas a sacar mejor rendimiento y, sinceramente, quizás al tomar la fotografía un poco más lejos resultes un poco menos repulsivo (en serio, cambia de forma pronto).
Espero que te guste “el palo para autorretratosque te envío (desconozco otra nomenclatura para tal artilugio), aunque no puedo dejar de comentarte que es rosa, porque no quedaban de otro color, y tal vez no se te vea tan terrorífico al usarlo, pero como eres daltónico, si no te lo digo ni te ibas a dar cuenta.
¡Feliz cumpleaños, Lucifer! (si prefieres mejor la crema antiarrugas, me lo dices, ya vamos acumulando milenios).

Dios.

LA IMAGEN




— ¿Qué ve en esta imagen?
—A Darth Vader —contestó al instante.
—Bien —la doctora ni pestañeo—, aunque es curioso.
— ¿Curioso?
—Sí, curioso. Llevamos una hora y media mirando manchas en las que usted solo ve personajes de Star Wars. Parece más un loco de la saga que un asesino.
— ¿Y qué quiere que le diga? —se encogió de hombros.
—La verdad. Para que pueda evaluarlo.
—De acuerdo, lo intentaré.
—Bien. ¿Qué ve en esta imagen?
—A usted desnuda y atada —Respondió  con mirada inquietante.
—Así no adelantaremos nada —la voz de ella sonó inquieta y nerviosa.
—ja,ja,ja…, no se enfade doctora — Y la abrazó.
—De esta manera no me ayudas nada —se deshizo de la carantoña—. Tengo el examen a primera hora y tú solo piensas en sexo.
—No te enfades cariño, es que estoy cansado.
—De acuerdo —sonrió ella—, uno rapidito y seguimos con esto.
—A sus órdenes doctora— contestó él abalanzándose sobre ella.