sábado, 23 de abril de 2016

NO ENTIENDO A ESTAS HUMANAS



No entiendo a estas humanas. Allí están las dos, siempre, ensimismadas en sus mundos privados. Una se come las flores que ha robado del árbol de la vecina. La otra llora, agarrada a sus rodillas. ¿Qué pensará? Si es todavía una niña... Debería estar jugando con muñecas o saltando a la cuerda.
La rubia es más lista. Su mente vuela. Imagina que es un pétalo rosa que vuela con el aire y viaja hasta las nubes. Desde allí contempla su mundo, ese que le asusta. No quiere estar allí. Le gustaría convertirse en rama. Sueña con ser una humilde flor aún sabiendo que su vida sería efímera y corta.
Me gustaría jugar con ellas, pero la última vez que me acerqué, la que llora me arrojó piedras y tuve que huir con el rabo entre las patas, como gato cobarde que soy.
Con la otra fue todavía peor. Me agarró del rabo y, su fantasiosa mente, me imaginó convertido en una cometa gatuna. Intentó que mi orondo cuerpo surcara los cielos. Caí en el estanque. Desde ese día la odio.
No entiendo a estas humanas. ¿Por qué no juegan a la rayuela? Me gusta mirarlas mientras sueñan.