domingo, 17 de abril de 2016

¿VIDA?



Se pasó más de media vida colgada al teléfono. Su infierno fue no tener otra que responder a consultas de otros, mientras ella no pudo viajar, ni disfrutar, ni comer, ni vivir...
Cuando murió, en su lecho de muerte pidió que no la desconectaran de los cables que la unían a esa realidad virtual que había sido su vida.
En la caja reposaba, muerta. Sus ojos vidriosos, ya opacos y de mirada vacía, ocultaban un secreto. El cable que surgía de su oreja seguía conectado al ordenador general de su empresa.
Una vez confirmada la muerte clínica, su cerebro se vació. Su vida terrenal terminó pero no así su mente. Voló convertida en bites hasta colarse en los entresijos de un cpu colosal y viajó por interminales canales digitales, colándose en las vidas ajenas.
Robó deseos y disfrutó de todo aquello que le fue robado en vida a través de todos los cables de teléfono que aún quedaban conectados en el planeta Tierra.