viernes, 15 de julio de 2016

LA HUIDA



Se estaba mejor bajo las hojas pero había que salir. La noche nos protegía de ellos. Era el único momento en el que podíamos avanzar bajo la luz mortecina de la luna.
Mi madre me miraba con esos ojos grandes y brillantes sin expresión alguna. Yo no le quería preguntar el por qué. Solo sabía que ellos nos perseguían.
Ya habían cazado a muchos. Entre ellos a mi hermano y a mi padre. Nosotras tuvimos más suerte. Nos escondimos bajo un nenúfar rosa. Aquella preciosa flor nos salvó de ser secuestradas por ellos.
Ellos nos cazan con redes. Nos meten en unas bolsas transparentes. Y luego desaparecemos. Me gustaría saber dónde nos llevan pero mejor no pregunto. Creo que nos queman.
Mi madre no habla desde la última redada. Solo me empuja a huir. No he visto a nadie como nosotras desde que cruzamos el gran bosque de acero. Y de eso hace mil lunas.
Al salir el sol nos volveremos a esconder. Ahora nos detenemos bajo una hoja de helecho silvestre. Mi madre ha cazado moscas negras para mí. Están de muerte. Comeremos y seguiremos huyendo.
Veo luces que se acercan. Se oyen sus voces aceleradas por la ansiedad. Nos han visto. Son ellos. Van a cazarnos. Mi madre me empuja y caigo en el interior de una gran grieta del suelo. Está oscuro. Solo oigo los gritos de esos inmundos seres.
_Aquí hay otra, ¡cogedla! Debe de ser la última. Se terminó la plaga. Por fin descansaremos y dejarán de morir nuestros niños de "Batrocitosis".
Unos gritos más fuertes, como vítores de alegría retumbaron en mis sensibles oídos.

No lloro. Sigo en la grieta. Mi madre no ha regresado a buscarme. Han pasado muchas lunas desde entonces.
Me quedaré aquí quieta. Casi todas las noches caen insectos en la grieta. Me alimento bien y crezco. Pronto seré como mi madre de grande. Y saldré a la noche a buscar a otros como yo. Seguro que existen en alguna parte.




miércoles, 6 de julio de 2016

LAS MIL Y UNA PROFECÍAS



He logrado mi objetivo. Ya está en mis manos. El secreto mejor guardado del reino. Ese bebé que está destinado a cumplir la profecía nunca verá la luz del sol.

Aquí estamos, él y yo solos. Mis telas lo arropan. Mirarlo me devuelve la vida. No lo devolveré al reino pero tampoco cumpliré con el mandato de la bruja. La profecía no se cumplirá tampoco.

No sé que nos deparará el futuro juntos pero lo alimentaré con hinojos y hormigas hasta que crezca y sepa valerse por sí solo. Lo veré crecer y con él mis sueños. Cuando sea mayor que él elija su destino y con su elección que se cumpla la profecía que tenga que cumplirse. En el libro de los muertos sin nombre aparecen mil y una profecías.

Es tan hermoso....