lunes, 21 de marzo de 2016

HUMANA




Desde una arboleda cercana miraba, sin emoción, a una hembra de pelo dorado y delgada, que sostenía una vida inocente en sus brazos. La estudiaba desde lejos, sin permitir que le descubriera, aunque dentro de sí una pequeña vibración en el límite de la percepción le desmentía... quizá sí percibiese algo. Puede que, instintivamente, ella notara un cosquilleo en su nuca.
Sabía lo que iba a ocurrir, pues su poder era anticipar el fin de la vida; ella aplastaría el pequeño cuerpo que sostenía, poco a poco, hasta notar los chasquidos de los frágiles huesos arañando los órganos internos... y después tiraría al cachorro al río, añadiendo otra agonía antes de morir. Estaba impresionado.
Si hubiera podido atisbar su mirada, incluso él se cubriría de gozo, mas no presentaba ninguna de las señales que distinguían a los maldecidos... y eso le desconcertaba profundamente.
Decidió abrir su mente hacia la hembra con una sonda mental, para perforar (nunca mejor dicho) el núcleo de sus pensamientos. Entró delicadamente en el interior, esquivando los pensamientos con forma de cuchillas fácilmente, sorteando la inmundicia pegajosa de las paredes que encerraban sus delirios y confirmó lo que sospechaba desde el principio: era una humana.
Alzó los hombros tras el fiasco y empezó a alejarse con pasos transparentes, mientras se escuchaba el sonido de un pequeño cuerpo impactando el agua.

Continuaría la búsqueda de otros como él, los desheredados caídos... solo era cuestión de tiempo. Y tiempo, por mucho que lo odiara, tenía en abundancia.