viernes, 5 de agosto de 2016

RANITA


Ojos por todas partes, fue lo que pensé cuando llegué con mi secuestradora, aunque el silencio también me sorprendió. Eso supuso un punto negativo, teniendo en cuenta que eliminaba un sentido en mí.
-Empezamos mal.
Ya está, lo digo rotunda, sin acritud, (y sin escucharme). Dudo que Kap-as siquiera lo entienda, no es como yo. 
Me siento en un tronco caído y no la pierdo de vista mientras deambula entre la vegetación azulada y se alimenta con lo que se supone que coman estas criaturas. Nunca había visto una así, ni en mis sueños, y no sé de donde viene ni a donde va... 
Lo gordo, el inicio, sucedió cuando la toqué involuntariamente en aquel riachuelo de la montaña. Mi mano se poso en su cuerpo y todo cambió a mi alrededor. Donde había monte aparecía un arenal inmenso, al borde de un mar de fuego, y recuerdo aún el calor insoportable. Debí de apretar su cuerpo y de nuevo volvimos a otro escenario diferente, y a otro, y a otro...
No sé cuanto tiempo ha discurrido ni en cuantos mundos, o realidades, o lo que sea, hemos aparecido, la sorpresa aún no se ha ido de mi cuerpo.

A veces emite un sonido que suena tal que Kap-as, por eso la nombro así. Creo que me lee la mente, de alguna manera. Si tengo sed aparecemos cerca del agua; si tengo hambre, en algún campo frutal.
Esto es alucinante. En un par de sitios flotantes, casi nos eliminan unas entidades horribles. Ya le he dicho muy enérgicamente que los borre de su lista, que en una de estas no lo contamos...
Espero que, si tengo suerte, regresemos al riachuelo donde toda esta locura empezó. 
Voy a buscarla ya, me siento incómoda hablando sola (y sin escucharme).
¡Ay!,ranita extraña...

LOCURA



Mira a su alrededor, y siente como si la realidad estallara en sus ojos, una explosión de formas y colores como jamás los había visto; pese a la oscuridad nocturna, el cielo se cubre de diversas tonalidades entre el azul y el negro. Si lo intentara, podría contar hasta un millar de tonos de verde en las hojas de los árboles que le rodean... E incluso ve colores para los que no tienen nombre.

Y eso es solo un sentido; al mismo tiempo, su nariz se inunda de los millones de olores del bosque, su piel se eriza ante mil y una sensaciones desconocidas, en sus oídos resuenan cada gota que circula por el río.

Antes de que su mente reviente de información, se desvanece sobre la hierba mojada, pero antes de perder el conocimiento, dos voces profundas llegan hasta su maltrecho cerebro:

- Hum, creo que esta vez se me ha ido la mano.
- Espero que no, a ver si nos vamos a quitar de encima a una loca, que busca príncipes convertidos en rana, y en su lugar vamos a tener a una adicta a los alucinógenos...