lunes, 27 de abril de 2015

LA FAMILIA



Llevaba sentada lo que le parecía una eternidad, y no tuvo más remedio que mirar ese cuadro en la pared, muy adecuado para un comedor público... o, para su desgracia, un comedor en la casa de sus futuros suegros. Al menos, no era el bodegón típico con el cadáver de algún faisán y dos manzanas con gusano, de sorpresa. No le decía nada, no le gustaba, pero menos aún le apetecía estar sentada en esa mesa, así que lo miraba. Oía la conversación y los ruidos de la comilona como un zumbido molesto, en plan moscardón cojonero.
Volvió al camino, con la mujer del cuadro.
"Son cuatro niños... aunque ella puede ser la niñera, y no la madre. Deben ser de buena familia, están muy limpitos, o justo era uno de los escasos días del año en que se bañaban... Estas pinturas mostraban el lado más bucólico del arte costumbrista. El pintor no era tan meticuloso para dibujar los piojos que correteaban por las cabelleras infantiles, ni se transmitía con el color el olor que desprendían, porque la ropa se lavaba de peras a cuartos."
"Cuatro", se repitió a sí misma.

Salió del paisaje cuando todo quedó en silencio. El moscardón debía haberse caído en alguna copa de vino. Uno normalito, dicho sea de paso. Todos la miraban, expectantes, con una sonrisa con un punto bobalicón, como en el cuadro.
—Bernard quiere tener cuatro hijos, somos una familia numerosa. La que menos de los nuestros, tiene una parejita, la pobre. Espero que a ti no te ocurra.
La voz atiplada de la madre de su novio atravesó sus tímpanos, no daba crédito a lo que oía.Volvió la mirada al cuadro de nuevo, que parecía mostrarle el futuro desde una imagen del pasado.
—¡Cuatro!.
Tripitió. En esta ocasión, lo dijo en voz alta. Quizás lo gritó. El caso es que la miraban con la boca abierta. Y... ¿cuándo se había puesto de pie?... ¿Era ella misma quien estaba despidiéndose atropelladamente mientras buscaba su bolso?
Bernard, te dejo.
No podía creerlo, le estaba diciendo a su novio que terminaba con él, a palo seco. Se sentía como un autómata, gran parte de su voluntad estaba anulada, no era dueña de sus actos...

Levantó el abrigo del sillón y, al enderezarse, su mirada chocó de nuevo con el cuadro. Algo había cambiado. La mujer había girado la cabeza en un ángulo imposible y la miraba directamente, con una sonrisa salvadora en sus labios.

PREGUNTAS SIN RESPUESTAS


—Mamá, ¿cuándo volverá papá?
—Pronto, cielo.
—¿Y por qué se ha tenido que marchar tan lejos? —preguntó el pequeño del gorro, entre trompetazo y trompetazo.
—Para poder reunir dinero, y compraros cosas bonitas, cariño.
—Pero, no lo entiendo —comenzó el mayor de los cuatro—, si papá se va a trabajar fuera, y otros extranjeros vienen a trabajar aquí, ¿por qué no puede papá hacer ese trabajo?

—Eso, hijo mío, solo Dios lo sabe... Bueno, él y los mercados internacionales.

ALGUNAS MADRES



—Cuando me dijiste que habías comprado un coche familiar para llevar a Peter, no pensé que te referías a esto —dijo la niña mientras tiraba del carrito con su hermano. 

EL REGRESO


Allí estaba ella, jugando con los niños. Era la misma imagen que recordaba años atrás cuando tuvo que marchar fuera a trabajar. Los niños habían crecido y en ella se apreciaba el paso de los años, pero a él sólo le importaba volver a estar con ellos y recuperar el tiempo perdido. Por fin, después de tantos años, estaba de nuevo en casa.

miércoles, 22 de abril de 2015

COSAS DE HUMANOS



—¿Y cómo has dicho que llaman a esto?
—Skating...
—Hay que reconocer que a veces, nuestras creaciones, tienen buenas ideas...
Ya te digo...

martes, 21 de abril de 2015

LA DECISIÓN



Por fin estaba allí, frente aquel lugar del que tantas veces había oido hablar. Sabía que allí iba a encontrar la paz. Estaba cansada de luchar contra el pasado y contra sus miedos. La decisión estaba tomada desde el momento en el que compró las pastillas...


lunes, 20 de abril de 2015

LOS ORÁCULOS



El adolescente llegó hasta las grandes estatuas de los guerreros. Los contempló desde el suelo. Eran tan grandes que sus cabezas le tapaban el cielo.
Abrió el libro y leyó unas páginas de una historia mágica, inmortal.
Miró a los ojos a los gigantes pero éstos no se movieron.
Miró a los cielos en busca de algún amigo pero éste no apareció surcando las nubes con sus alas blancas como él había esperado ansioso.
Entristecido, bajó la mirada y caminó decepcionado y sin miedo por el asfalto. No volvió a alzar la vista hacía los colosos. Si lo hubiera hecho, su vida y su destino habrían cambiado por completo. Pero no lo hizo, como tantos otros incrédulos.
El adolescente continuó andando. Mientras, las figuras de los guerreros se giraban al unísono. Sus grandes hachas atravesaron el viento, sin ruido.
A lo lejos, un grito agónico de una mujer  hizo que los gigantes regresaran a sus posiciones habituales.
Una cabeza rodaba por el suelo con los ojos aún abiertos.
Una mujer corría, profiriendo alaridos.
Un libro yacía, callado, con las tapas cerradas de nuevo. En su interior las letras verdes y rojas bailaban; su historia seguía perdurando en el tiempo.
Un dragón blanco surgió del cielo raso, recogió el libro del suelo y retomó el vuelo.


jueves, 16 de abril de 2015

HUÍDA





El viajero salió corriendo del puente, pero no con la suficiente rapidez; la onda expansiva le alcanzó, derribándole. Inmediatamente se enderezó, y conteniendo el aliento miró hacia atrás. Suspiró aliviado al ver que sus grotescos perseguidores habían quedado convertidos en piedra, como él esperaba; criaturas como esas no podían existir en un mundo tan simple.
Se levantó, sacudiéndose la tierra de la ropa, y miró a su alrededor; el portal había quedado cerrado. Tenía que buscar otra puerta para volver a casa.

—Bueno —musitó sonriendo con picardía—, una temporadita en el mundo real será relajante; al fin y al cabo, con poderes o sin ellos, sigo siendo Loki.

miércoles, 15 de abril de 2015

LAS ESTATUAS


- Cuenta la leyenda - decía un padre a su pequeño guiñándole un ojo y señalando las estatuas - que sólo revivirán cuando el hijo del diablo se apiade de ellas.
- Pobrecitas, ¿no? - contestó el niño.
Y mientras las figuras cobraban forma humana, añadió - ¿para qué darles esperanzas? Yo directamente las habría aniquilado - zanjó cerrando el puño. 
Los dos hombres explotaron en mil pedazos.
- ¡Ése es mi chico! - rió a carcajadas Lucifer mientras le revolvía el pelo a su retoño.

lunes, 13 de abril de 2015

SEÑALAR CON EL DEDO ES DE MALA EDUCACIÓN




—¡¡¡¡¡¡¡Somos los dioses mas poderosos!!!!!!! ¡¡Vamos!! ¡¡¡¡A destruir a esos ridiculos dioses griegos y sus monstruos del inframundo!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡Jaaaaaaaaaaaaaaaaaaa jajajaja!!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡A matarrrrrrrrrrr!!!!!!!!!!!!!!!

—¡Mira esa mujer! Que graciosa... tiene serpientes en la cabez...

viernes, 10 de abril de 2015

EL PUENTE DE PLATA



   Ahí estaba yo, enfrentado sin remedio al siguiente paso que las letras de aquella antigua leyenda me habían llevado a dar. Sobrecogido ante la inmensidad de la  magnánima construcción que se alzaba frente a mis ojos, contemplaba, con el pulso acelerado, la mística y mágica presencia de las dos imponentes criaturas que se erguían en su comienzo. Al fondo del impresionante Puente de Plata, se encontraba la Puerta del Infierno, donde mi alma debía entrar, aunque primero tendría que recorrer el afiligranado y sobrecargado sendero solventando cada una de las pruebas que en él se describían.
   Después de vencer aquella colección de obstáculos y peligros, mi espíritu se verá reflejado en los ojos del infinito y caerá en el abismo del olvido de donde no debió escapar.

   Soy Xiang Hu, reencarnación del primer morador y vigilante del Puente de Plata. Mi alma cruzó al otro lado sin permiso y ahora se verá sometida al castigo eterno de regresar al infierno por el camino del dolor.

FRACCIONES DE SEGUNDO



El niño corre a toda velocidad con su bicicleta nueva. La alegría lo embarga, quiere presumir ante sus amigos.
La emoción apenas le permite verse reflejado en el charco bajo el puente. Ni se da cuenta que su propia imagen pasó apenas una fracción de segundo después que él.

Fracción de segundo que permitió a su otro yo de ese mundo reflejado salvarse del auto que a toda velocidad apareció de la nada a la salida del túnel. Una fracción de segundo puede cambiar el curso de la historia.

martes, 7 de abril de 2015

LA VUELTA



Un cosquilleo recorría su cuerpo en cada pedaleo. A medida que se iba acercando su corazón se aceleraba. Todo estaba igual que el día que se marchó en busca de una vida mejor. Ese día dejó atrás al amor de su vida y se preguntaba si aún estaría esperando tal y como prometió...

EL ÚLTIMO VIAJE

No podía parar, ya lo había intentado muchas veces, incluso había intentado tirarse en marcha, desestabilizando la bicicleta...pero siguió su marcha sin detenerse, impertérrita. Tampoco podía dejar de pedalear y no encontraba a nadie para pedir ayuda. El miedo no le dejaba pensar. ¿Cuanto tiempo llevaba subido en ese sillín de cuero gastado?... No lo sabía, apenas podía recordar cómo llegó a sus manos esa maldita bicicleta.
Al pasar bajo el puente,perdió toda esperanza. Si seguía ese camino pronto saldría de la villa, en dirección a los campos. Ese artefacto rodante bajo él llevaba su propio camino, ya que giraba entre las callejuelas sin su dirección ni consentimiento, con un destino misterioso que él desconocía. Era un pasajero involuntario, atrapado, incapaz de controlar el incipiente terror que se apoderaba de todo su ser.
Una pregunta le atormentaba, incansable, una certeza que en forma de interrogante le despellejaba el raciocinio, ya tan volátil: ¿Donde estaban los otros, la gente?
Un edificio iba acercándose, aunque pudiera ser que fuera él quien, cada vez más veloz, rodaba hacia las verjas que lo flanqueaban. Empezaron a abrirse, en un silencio majestuoso, dando a su memoria un destello fugaz de reconocimiento...
En el último tramo del camino, recuperó súbitamente el control sobre esa bicicleta, sorprendiéndole. En ese último momento, decidió dejar la gran casa tras de sí, al seguir pedaleando como alma que lleva el diablo.

La figura que le observaba (tan delgada, tan pálida), junto a la entrada principal, suspiró desconcertada al ver que se alejaba. Otro más que se perdería en el limbo, durante una buena temporada...

lunes, 6 de abril de 2015

LEYENDA BAJO EL PUENTE



Hoy, por fin, me he atrevido. He cogido la bici y me he acercado, con sigilo, al túnel. Dice Enrique que es cierto, que está allí. Y yo creo que es verdad. Él trajo el globo rojo y nos los enseñó en el patio de la escuela. Nos contó que ya no puede dormir. Solo mira el globo rojo y vigila su ventana.
Tengo que comprobarlo por mí mismo. Mi hermano dice que son leyendas. Que un escritor, después de beberse tres barriles de cerveza, escribió la historia que luego se convirtió en leyenda hace más de mil años.
Me acerco y toco el timbre de mi bici. El agua retenida bajo el puente huele a cloaca. Siento un poco de miedo, mientras pedaleo, internándome dentro de la oscuridad. Al fondo veo la catedral abandonada tras siglos de guerra absurda.
Oigo pasos a mi lado y lo veo. ¡Es cierto!¡Existe! Lleva tres globos en la mano y me sonríe. Es igualito a como me lo describió mi hermano. Su cara blanca es espectral pero su sonrisa de payaso causa verdadero terror. Su boca no tiene dientes, son colmillos podridos. Se acerca y me ofrece el globo azul. Debería huir pero sus ojos amarillos me hipnotizan y agarro la cuerda del globo. El payaso sonríe y regresa al hueco oscuro en el que se hallaba escondido.
Ya en mi cama, no duermo. En mis pupilas solo han quedado grabados sus horribles ojos amarillos. Y pienso: Si existe, ¿vendrá a por mí? Observo mi globo azul que flota en el aire denso de mi cuarto.
Nunca podré dormir. Si cierro los ojos, Eso vendrá a por mí y la leyenda se convertirá en realidad.

viernes, 3 de abril de 2015

ORACIÓN



Jean detuvo su bicicleta al salir del túnel. Vigiló que no hubiera ningún merodeador dispuesto a arriesgar la vida por su medio de transporte. Notre Dame se veía al fondo. Un día más. Se santiguó y se arrodilló en lo que una vez había sido el cauce de... ¿cómo lo llamaba su abuelo? Ah, sí, un río. Aunque del nombre ya ni se acordaba. En fin. Se concentró en la oración y tras unos minutos la acabó: "Señora Nuestra, Notre Dame, sigue iluminándonos, mantente en pie así como nosotros mantenemos nuestra fe. Intercede ante tu hijo, Gaas'oil y su hermano, Mcdonl'das, para que vuelvan a hacerse carne entre nosotros. Amén."

Se levantó, volvió a montarse en su bici y pedaleó rápidamente hacia los túneles en los que vivía su clan.

LA MANSIÓN DEL ÚLTIMO ADIÓS



Al otro lado del río. Qué lejano se veía el viejo castillo de Einengeart , grandes murallas, almenas imponentes, decorado por el tiempo se dejaba admirar al otro lado, el castillo está en un islote protegido por el río Bercrown, imagino que se buscaba el propósito de la distancia y la soledad, y lo que consiguió fue hacerlo inexpugnable para estos inquietos pies. Siempre se contaban historias de fantasmas y reuniones secretas entre sus murallas, todos los críos apostábamos a quien se atrevería a entrar en él, pasear por sus pasillos y gritar “ gallinas” a los demás desde alguno de sus grandes ventanales, juegos de valentía entre las calles adoquinadas del pueblo. Se dice que lo construyó un viejo noble con ansias de soledad, agotado por el crecimiento del mundo. Añoraba el silencio, la soledad, la nada, buscaba alejarse de la velocidad de esos carros de hierro ,de toda la modernidad que no entendía , decía que se estaba marchitando la humanidad bajo el manto del metal y elementos de la Mansión del último adiós.


PARÍS, 1944


Apenas hacía cuatro días desde que las tropas aliadas entraran en París. Todavía sentía miedo por las noches y seguía refugiándose bajo los puentes del Sena. Pero hoy sería distinto, todo había pasado. Unos disparos procedentes de los alrededores de la catedral le hicieron encogerse y detener su bicicleta. Empezó a temblar y se tapó los oídos con las manos al tiempo que cerraba los ojos esperando nuevas ráfagas. No hubo más disparos. Abrió los ojos y sonrió levemente. Todo había pasado... Por fin.

(París, 29 de agosto de 1944)

POSTAL


—¡Cariño, los chicos nos mandan una postal desde París!
—¿Y qué se cuentan?
—Pues que lo están pasando muy bien; aunque claro, en su luna de miel... Y mira qué preciosidad de foto... Con el niño, el puente, la iglesia al fondo...
—Es la Catedral de Notre-dame, cielo. Y tampoco es para tanto, la verdad.
—¿Qué pasa? ¿Que tampoco te gusta París para viaje de bodas?
—No, si es muy bonito; pero por el mismo precio, no sé, en vez de a los años cincuenta, yo hubiera ido a finales del XIX, o algo así.

—Ya sabes que desde que se pusieron de moda los viajes temporales, algunas épocas tienen overbooking.