jueves, 13 de agosto de 2015

LA MUJER DE SUS SUEÑOS


Entró en aquella galería por casualidad. Cuando vio el primer cuadro no pudo creer lo que estaba viendo. Fue mirando uno a uno los cuadros sin entender muy bien que significaba aquello. De pronto se acercó un chico por detrás.
- Perdone señorita, soy Javier. Mi padre pintó todos estos cuadros hace 20 años y al verla a usted no he podido evitar acercarme.
- ¿Cómo es posible esto?
- No lo sé señorita. Mi padre sOlo nos dijo que pintaba a la mujer de sus sueños...

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SIN TI


   Hay una sirena en mi corazón que decide cuando puedo amarte, sin saber que tras ella hay un monstruo inmortal capaz de aniquilarla y conseguir, de esa manera, convertirme en un muñeco moribundo hundido en las profundidades cuando estoy sin ti.

miércoles, 12 de agosto de 2015

ELLA LA QUE OTORGABA TODOS LOS DESEOS



Ella, la que otorgaba todos los deseos, me miró con condescendencia. Mi deseo no podría cumplirse en esta última y mísera vida que me había tocado vivir. Le pedí entonces que me permitiera visitar todos los rincones del planeta; que me permitiera sentirme ave, pez, elefante y flor.
Ella, la que otorgaba todos los deseos, me tocó con su mano enfundada en su guante blanco y pronunció unas extrañas palabras. De su sombrero surgieron animales de todas las formas y me susurró:
_ Solo puedes elegir uno.
Y elegí....

Con la bombilla ilumino mi camino. Solo oscuridad me acompaña. En ocasiones algún otro monstruo abisal se cruza en mi camino y me sonríe con maldad.
"Otro que ha caído", dicen.
Y yo sigo mi camino, en soledad, aguardando con ansía la muerte.

jueves, 6 de agosto de 2015

DIÁLOGOS DE BESUGA



—¡Otra vez aquí!
No es que lo dijera con desprecio, pero su tono terminaba con una nota superior.
No contestó, aunque su luz titiló temblorosa.
—No estarás pensando comerme, dentro de tu cabecita.
Jugaba. Las sirenas eran así.
—Quizás, vienes a pedirme algo... pero ¿de veras crees que tendrías alguna posibilidad?
Empezó a reír, aunque pudo evitarlo. Sacudió su melena de sirena cuando puso el sombrero de copa al revés, y dejó de mirarle.
Cuando atacó, su luz se apagó.

La risa, también.

CAVILACIONES ABISALES

¡Hale! Ya están todos otra vez aplaudiendo este dichoso show. Estoy hasta las branquias, todos los días repitiendo las mismas tonterías, para divertir a los mismos patanes submarinos. No sé cómo lo aguanto... Bueno, no, sí lo sé. Aguanto por ella, porque esta es la única manera de seguir junto a ella, de admirar su hermoso rostro, de aspirar el mismo agua que ella respira... Porque la amo desde el mismo instante en que la vi, durante unos pocos segundos, subida en aquellas rocas, a la orilla del mar. La amo tanto, que lo dejé todo por ella, e hice lo imposible para seguirla al fondo del mar...
¿Pero cómo iba yo a pensar que esa dichosa bruja me iba a convertir en esto? ¿Y cómo va a hablarle un pez abisal a una sirena de amor? ¡Lampreas! Maldito sea el día en que hablé con la puñetera bruja del mar... Pero esto no se va a quedar así, ¿eh?, juro por Neptuno que, o me arregla este desaguisado, o nos cenamos sus tentáculos a la plancha ¡Congrio ya!

miércoles, 5 de agosto de 2015

ANNA DEWITT 1943


Recogí mi sombrero y me puse en marcha. Iba lista para la ocasión. Había estado ensayando toda la noche en aquella burbuja. Lucía una chaqueta verde con ciertos toques de amarillo. Me había preparado mis guantes blancos también, dispuestos para el momento. Decidí soltarme el pelo para que se apreciase mi elegante cabello. Dispuesta para lo que en pocos momentos iba a presenciar, me dispuse a adentrarme en aquel melancólico lugar. Al entrar observé millones, de todos los lugares y de todas las especies. Sí, encontré millones de peces, de todos los tamaños y formas. No me imaginaba tanto público. Entusiasmada por la oportunidad que se me había brindado, empecé el show, pero antes me paré a recordar. Siempre empezaba los shows directamente, mas esta vez, este lugar, merecía ser recordado. Recordé todo lo vivido en este lugar, todo los momentos felices y tristes que había pasado aquí; sinceramente, se lo merecía. El show empezó. Comencé a enseñar los típicos trucos de mago; sacar peces de mi chistera, algunos trucos de cartas... vamos, lo normal. Aunque esta vez quería hacer algo especial, mi truco favorito, "la metamorfia". El truco en sí era bastante complicado de realizar, pero con mi experiencia fue pan comido. Invité a alguien del público a acercarse a mí, y me dispuse a realizarlo. Entre palabras mágicas y movimientos magistrales, el pequeño pez se convirtió en un gran y temido pez de las profundidades. Todo el mundo aplaudió, bueno lo intentaron, tampoco les puedes pedir más, al fin y al cabo siguen siendo peces. Al pasar dos minutos el gran pez se volvió a convertir en un pequeño atún. Obviamente, el efecto de "la metamorfia" no dura siempre, o quizás sí, quién sabe. Contenta por haber terminado el show, recogí mis cosas y me dirigí a mi burbuja. Me quité el sombrero, la chaqueta y hasta mis queridísimos guantes blancos y comencé a recordar. Aquel lugar donde había realizado aquel show, no era un lugar como otros. Era donde aprendí a realizar "la metamorfia" y eso, en cierto modo, era nostálgico. Hacía muchos años de aquello y ya casi que ni me acordaba, pero volver a observar aquel sitio, iluminó de nuevo mi interior. Cansada, decidí irme a dormir, mas no sin antes recordar una última cosa, la frase de mi maestro al enseñarme aquel maravilloso truco. "No lo uses sobre ti, ni sobre personas que lo conocen, ya que puede ser muy perjudicial y rara vez se vuelve al mismo estado de antes." ¿En que pensaba en aquel entonces cuando lo realicé por primera vez? Sinceramente no lo sé. No sabía qué hacía y por eso me convertí en esto. Por eso me convertí en sirena y ya no hay vuelta atrás, o puede que sí. Esa es mi única esperanza. Despertarme cada día y observar si por fin, me he transformado en lo que era antes. En un humana. Intenté hacer algo arriesgado antes de irme a dormir. Sinceramente, no podía aguantar mucho más así. Realicé "la metamorfia" sobre mí, como la primera vez. A la mañana siguiente desperté alegre, podría seguir realizando mis queridos shows, pero esta vez, con un público y una forma diferente. Volvería a ser Anna, la de verdad. - Anna Dewitt 1943.