lunes, 21 de marzo de 2016

A LA MALA HORA



Maullaba a su compañero, situado a varios metros de distancia. Había sido más rápido, librándose por los pelos.
—Haz algo, salta sobre ella, intenta arañarla...¡No la soporto!
Parecía que barritaba como un mamut, estaba muy indignada.
La campesina sujetó mejor a la gata, que se removía en sus brazos.
—Y encima me está tocando el culo, lo que hay que aguantar...
Ahí el gruñido que dio sonaba más a felino, y menos mal, porque el gato ya estaba asustado de la ira de su compañera.
Desesperada, al comprender que el agua se acercaba peligrosamente, lanzó el bufido más espantoso de su vida.

No le sirvió de nada. Su ama la lanzó al agua tras frotarle con una loción jabonosa; que ella era muy limpia, y sus bichos también.