sábado, 1 de noviembre de 2014

PASIÓN

Como cada noche, había dispuesto todos los peluches a su alrededor, por el suelo, cubriendo el sofá. Amigos confidentes, jueces imparciales. Pulsó el botón del mp3 hasta que apareció Shostakovich y seleccionó la pista correspondiente al concierto para piano nº 2. Se había enamorado de la pieza desde que la escuchó por primera vez en la película de Fantasía 2000, de Walt Disney.
Cerró los ojos, inspiró y soltó poco a poco el aire mientras sus oídos se bañaban con las primeras notas de la pieza. Lentamente alzó los brazos y su cuerpo empezó a moverse siguiendo los compases con movimientos improvisados, redondos, exactos.
Durante casi veinte minutos no hubo más mundo que el suyo. Cuando los últimos acordes se apagaron, saludó con una tímida reverencia. El público, puesto en pie, prorrumpió en bravos y aplausos. Los focos deslumbrando, cuerpo bañado en sudor, jadeos contenidos.
Un sonido, una puerta que se abre un piso más abajo. Su madre ha vuelto hoy antes del ensayo del ballet. Rápidamente se quita el traje y el adorno del cabello y lo deja todo en su sitio. Se vuelve a poner el chándal. Baja corriendo al recibidor.

¡Hola, Javi, cariño! saludó su madre ¿Listo para que te lleve al partido?