sábado, 29 de noviembre de 2014

VALOR

.


Tras ver cómo jarreaba se había animado a salir de su casa. Llevaba ya siete meses sin hacerlo debido a la puñetera sequía y se estababa volviendo loco. Bajó hasta el portal y abrió la puerta poco a poco, conforme con lo que veía. Con el paraguas dispuesto empezó a andar con cautela, mirando a ambos lados. Por fin, giró a la izquierda y se quedó clavado en el sitio, mascullando para sus adentros. Frente a él varias bicicletas aparecieron aparcadas de forma desordenada a ambos lados.

Pero no, esta vez tenía que conseguirlo. Apretó los dientes, clavó la mirada en el centro de la acera para no verlas y con la cara lívida por el esfuerzo adelantó lentamente la prótesis de su pierna derecha.