domingo, 11 de mayo de 2014

SOLEDAD

Aplastaba la tierra con fuerza. Se sentía olvidada siempre, allí sola en el suelo del parque. Ellas hablaban de historias y personas que a ella no le interesaban para nada. Mientras, la ignoraban durante horas, sin preguntarle si se sentía triste o alegre, enferma o sana. Ya no importaba. Hizo dos flanes con el cubo. Uno para ella y otro para su hermano. Pero él nunca aparecía para jugar con ella y eso que, insistentemente, ella lo llamaba a gritos desde el silencio de su mente. Solo la visitaba en la noche, cuando dormía, sin conciliar el sueño, acurrucada, muerta de miedo, temblando entre las gélidas sábanas y apretando entre sus brazos su muñeca de ojos de cristal. Entonces él quería jugar y ella gritaba en sueños...