miércoles, 4 de febrero de 2015

MESA PARA DOS



Enrique miró a su compañero y ambos sonrieron.
El camarero depositó el plato con los frutas del bosque en la mesa interrumpiéndolos y se le desencajó la cara al escuchar.
— ¿Puede traer otra cuchara? Es para compartir.
Enrique observó las parejas que cenaban tranquilas a su alrededor. El día de San Valentín, el restaurante estaba completo y sólo les había quedado una mesa libre.
Los tortolitos que charlaban al lado se ofrecieron mutuamente el postre y él decidió hacer lo mismo.
— ¿Quieres? — le dijo. — Está bien, me los como yo. ¿Sabes? — comentó después de unos minutos en silencio. — Nunca tendré una pareja mejor que tú.
La gente los miró cuchicheando. Nadie podía entender qué hacía un hombre hablándole a un espejo en la mesa para uno del rincón.