domingo, 30 de marzo de 2014

JUNTAS PARA SIEMPRE

No soportaba más tu ausencia. Los años sin ti dolían demasiado y tenía tantas cosas que contarte, tantos consejos que pedirte que necesitaba verte aunque fuera un instante. Lo invoqué y le vendí mi alma a cambio de estar 2 horas contigo. Mi vida sin ti no tenía sentido, al menos ahora serviría para algo. Se presentó ante mí con un reloj y me dijo: - 2 horas es el tiempo del que dispones. Ni un segundo más. Cuando suene la alarma ella desaparecerá y tú serás mía para siempre. _¿Lo has entendido? _Si _dije agachando la cabeza - Está todo claro. Una puerta se abrió delante de mí en el mismo momento que me puse el reloj. Entré y allí estabas tú, sentada en un banco del parque sonriéndome. Corrí hacia ti llorando y te abracé tan fuerte que pensé que iba a partirte en dos. Teníamos muy poco tiempo así que había que aprovecharlo. Sabía que conocías todos mis pasos así que fue fácil ponerte al día con mis pensamientos e ideas. Hablamos, hablamos y hablamos y en mi cabeza solo estaba la idea de no perderte otra vez. Algo tenía que hacer así que me levanté, me quité el reloj de la muñeca, lo deposité en el suelo, cerré los ojos y lo pisé con todas mis fuerzas, si no había campanadas tú no te irías. Un gran estruendo se oyó y cuando abrí los ojos estaba de nuevo en mi habitación y, aquel despertador que tú me regalaste para mi cumpleaños, estaba hecho añicos en el suelo… solo había sido un sueño…