viernes, 11 de abril de 2014

ANCIANO

Llegaban los días grises de un otoño gélido que pasaría despacio. Las calles se volvían oscuras y los cafés acompañaban las miradas melancólicas desde la ventana. Los rumores que hablaban de él, como cada año, devolvían al ambiente un golpe de misterio añejo. Unas palabras te advierten de su presencia, de sus ademanes abatidos al andar y de unas manos cansadas resguardadas en un viejo chaquetón. Te previenen de su presencia inmortal en la calle y de la leyenda de un mal que se esconde en las arrugas castigadas de su rostro. Caerás en la superstición y serás devorado por el mito. Una farsa que alimenta un cuento de fantasmas donde la realidad supera a la ficción. No hay mal en él, ni crueldad, ni ira. Solo es un alma olvidada que deambula sin rumbo en un bucle infinito. Es un abuelo derrotado que no cree en la vida ya que todo se lo ha robado. No es un anciano más. Soy yo un poco más allá.