domingo, 31 de mayo de 2015

UNA ETERNIDAD



El tiempo parecía haberse parado, preservándolos en aquella posición, prolongando su apasionado beso durante horas; sus labios pegados, sus pieles tocándose, ambos percibiendo la respiración del otro sobre su cuerpo. Sensaciones olvidadas tiempo atrás, resurgían ahora con fuerza; porque aunque habían tenido sus respectivos amantes en el tiempo en que habían estado separados, con ninguno de ellos habían alcanzado ese nivel de compenetración, como si sus cuerpos hubieran sido uno, y ahora volvieran a unificarse tras largo tiempo separados.
Por fin se separaron ligeramente, mirándose a los ojos con una sonrisa suave, recorriendo el rostro del amado y verificando si coincidía con aquellos lejanos recuerdos.
—Al fin —musitó él, y estas fueron sus primeras palabras desde que se reencontraran—. No sabes cuánto deseaba hacer esto.
—Yo también —respondió ella—, ha sido demasiado tiempo separados. Toda una eternidad. Claro que si no hubieses desafiado al jefe, esto no hubiera pasado.
—Vaya —contestó él relativamente molesto—, y si tú me hubieses hecho caso, y me hubieras acompañado, no habríamos estado separados.
—¡No discutamos! —soltó ella, levantando los brazos—. Por favor, no perdamos el tiempo discutiendo; sólo tenemos unas horas, hasta que el viejo vuelva a estar atento... Disfrutémoslas, y recuperemos el tiempo perdido, ¿tregua?

—Tregua, Gabrielle - respondió Lucifer con una sonrisa pícara.