domingo, 3 de mayo de 2015

EL OTRO LADO




He abierto la puerta. He asomado la nariz y he sentido el frío de la noche recorrer mis venas. No quiero salir pero tengo que hacerlo. Es el destino. Es la orden suprema.

Veo a la víctima acercarse, somnolienta. No se percata de que la acecho tras la puerta. Ella solo ve un reflejo del escaparate de enfrente. Cree que es otro espejo, uno más de los que recorren la calle.

Hoy ignoraba por cual de todas las puertas asomaría mi cuerpo oscuro, podrido, negro. Esta vez ha sido cerca. No tengo que esperar mucho. Escucho ya sus pasos, su respiración agitada. Camina rápido. El instinto humano la avisa, aunque ella ignore esa cualidad ancestral ya olvidada entre tanto hierro.

Al pasar junto a mi puerta la agarro del brazo. Ha entrado en mis dominios, ha desaparecido de la Tierra.

Hoy la orden suprema está contenta. La víctima elegida era perfecta para arrojarla al fuego que nunca se apaga. Todo debe continuar girando. Mientras existan seres humanos, existirá la Tierra.