domingo, 31 de mayo de 2015

EL BESO IMPOSIBLE



Estaba el museo. Delante un cuadro. Un grito. Un beso. Un deseo.
El reencarnado volvía la vista atrás continuamente. ¿Por qué había vuelto a ese lugar? Todo se repetía de nuevo.
Un banco, enfrente del museo. Una sombra, una imagen difusa. Un deseo.
El reencarnado se acerca al banco de nuevo. Se sienta en el banco de nuevo. Espera impaciente de nuevo.
Ella se acerca sigilosa entre las sombras de los árboles. Mira continuamente a todas partes. No quiere que la descubra nadie. No quiere que nadie descubra su deseo secreto.
A lo lejos otra sombra, otro reencarnado impasible contempla la escena desde la mirilla de su rifle.
Cuando ella está a punto de alcanzar el banco, cuando ella está a punto de ver cumplido su anhelo; dispara.
El reencarnado del banco sufre de nuevo la tortura. Ella sufre de nuevo la muerte. El asesino disfruta de nuevo el sabor del triunfo. Siempre ganó, siempre gana, siempre ganará la batalla.

Todo se repite continuamente. Él sabe que la búsqueda de ese beso imposible será repetido eternamente.