viernes, 13 de junio de 2014

PASCUALINA



Soy pequeña, y menuda.  Pascualina me llaman y soy una brujilla de muy corta edad.  Tengo poderes ocultos que me permiten ver, saber e intuir  aquello que los adultos se empeñan en ocultar.  Traspaso sus miradas y veo más allá, pero a veces no entiendo las motivaciones de los mayores para portarse tan mal, hacer lo que hacen y ser tan mezquinos con los demás.  No puedo dejar de actuar para compensar aquello que no me gusta y dejarlo colocado en su lugar.  Solo vivo con mi madre, pero ella en sobrevivir ocupada está. Así que campo por mis respetos, voy y vengo en total libertad.  Puedo recolocar la balanza en su lugar.
Cada día al subir al ascensor para ir a la escuela adivino en los ojos de la vecina de enfrente el odio por la Sra. Pilar.  Le saca la basura y la deja donde su caniche la pueda alcanzar.  Mi vecina de enfrente es muy anciana.  Su perrito le alegra con sus ladridos y juegos acompañándole en su soledad.  Pero la vecina de enfrente no la soporta.  Sé que  le desea hacerle mal.  Su caniche alcanza los restos de su basura para que el caniche, hurgando, se coma el raticida que en la bolsa va.
Sé que la vecina de enfrente también le gusta fumarse sus cigarros en el ático contemplando la cumbre del volcán, bajo un sol estrellado, recuerda días lozanos de una mejor edad.   Cada noche apoyada en la escalera de incendios cree volar,  con los brazos abiertos y los ojos cerrados, sueña que en el Titanic va.   Esa noche los tornillos de la escalera sueltos están.  Una pena para mi vecina  de enfrente que al contenedor de basura del callejón con sus huesos fue a dar.   Cuando llegó al suelo desde el tejado  por un momento a Leonardo de Caprio  vio que la venía a buscar.  Confundió el contenedor con un barco y al basurero con un galán.

Me gusta oír ladrar al caniche de la Sra. Pilar.  Que no se me olvide devolver  la llave inglesa al portero de mi  casa.  Que hombre tan amable al fin me la pudo prestar.  Porque estaban muy duros los tornillos de la escalera de incendios y casi no los consigo soltar.