lunes, 30 de junio de 2014

CREER



Una niña paseaba distraída por el bosque. Cogía flores, las olía y las guardaba en una cesta. Un hada revoloteaba juguetona entre las margaritas. Ambas se asustaron y gritaron cuando se vieron. - No creo en las hadas, no creo en las hadas - decía la niña. - No creo en las niñas, no creo en las niñas - decía el hada. Y ¡puf! Las dos desaparecieron.