lunes, 2 de junio de 2014

¡CORRE!



Fue en Nochebuena. La última Nochebuena tranquila aquí en Londres. Entonces no sabía nada de alienígenas, invasiones ni viajes en el tiempo. Había salido a hacer las últimas compras de navidad cuando oí un grito cercano. Una chica corría en mi dirección. Su cara reflejaba terror, pero yo todavía no sabía qué era lo que la asustaba tanto hasta que descubrí algo que cambiaría mi vida para siempre. Un grupo de maniquíes la seguían con pasos inseguros. Los había de niños, de mujeres, de hombres; unos sin cabeza, otros simples piernas. La situación era tan absurda que no supe reaccionar y seguí observando cómo se acercaban. Entonces alguien gritó junto a mí:
—¡Corre!

Aquella noche cambió mi vida. Aquella noche conocí al Doctor.