lunes, 23 de junio de 2014

LA TIENDA DE CHUCHES (2º CAPÍTULO DE LAS TRAVESURAS DE PASCUALINA)

Pascualina baja por su calle dando brinquitos, feliz como una perdiz.  De camino a la tienda de chuches llevaba sus moneditas en la mano para comprarse unas barritas de regaliz.  Al entrar en la tienda se encontró un barullo de muy mal cariz.
La tienda estaba llena de gente y solo atendía la sobrina de los dueños, que le vendió el regaliz sin mirar a Pascualina.  En el fondo del local, algunas vecinas intentaban confortar a Julia la tendera, que lloraba sin consuelo la muerte de su marido Andrés.  La tendera sollozaba sin consuelo, lamentando no haber podido  despedirse de él. Entre sollozos y lágrimas, pedía verlo otra vez, aunque fuera un momento,  para decirle que no podría vivir sin él.  La pequeña brujita cruzó su mirada con Julia y vio en sus ojos lo que había en su interior.
Pascualina impresionada decidió cumplir el deseo de Julia de ver a Andrés.  Que menos después de todo el regaliz que el tendero amablemente le regaló. Así que volvió a casita y cuando mami dormía, un conjuro le envió. 
Andrés volvió esa noche, para que Julia pudiera despedirse de él. El tendero retornó de entre los muertos y delante de Julia se  plantó. Ella un susto morrocotudo se llevó, entre balbuceos y pucheros de rodillas le empezó a pedir perdón.  La mujer del tendero repetía una y otra vez; que no se había dado cuenta, y no podía entender, como la sopa de pollo llevaba ingentes cantidades de almendras, que la muerte de Andrés provocó. El pobre era alérgico y tanta almendra no soportó.

A la mañana siguiente Julia apareció colgada de una lámpara con su confesión.  Con la sopa de pollo había matado a su marido y los remordimientos no soportó.  Así que en un momento de desesperación, la vida se quitó.  Esa noche Pascualina doble ración de regaliz comió.