lunes, 16 de marzo de 2015

DENTRO DE TU CHOCOLATE

   La única imagen que recuerdo es la de tus manos, con las uñas pintadas de negro, mojando de manera pausada los churros en el chocolate de tu taza. No hay más. Solo eso. Una taza, una cucharilla, un plato con más de esas delicias y el ticket con la cuenta. El resto lo borraron, al unísono, tu sonrisa y el brillo de tus ojos. No quedó razonamiento ni sensatez,  solo locura.
   Cuando años después desperté, me preguntaron por los sucesos de aquel tiempo y, con la mirada perdida en los recuerdos más felices, y a la vez efímeros, de mi vida, solo pude sonreír y dejar que el poder de aquel inmenso amor saliera al exterior y dejara libre mi corazón.
   Tus besos y caricias quedarán para siempre guardados en el rincón secreto de mi alma. Tus rizos, risas y guiños, serán los tesoros que de ti me quedé y que a ti me llevarán.
   Esa imagen irreal me transformó, más nunca volví a ser aquel ignorante al que enamoraste para siempre y que no puede desandar el camino.

   Dentro de tu chocolate podría vivir o morir, pero cada vez que intento recordarte me asalta la estampa de tus manos de uñas negras, tu sonrisa y el brillo de tus ojos, y solo veo locura en forma de mariposas tristes.