sábado, 17 de enero de 2015

OCASO


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Estaba viendo la escena con asombro. Jamás había llegado ningún forastero hasta esas tierras. Sus tierras.
Y habían cortado árboles y arbustos. Sus árboles.
Y bañado en el río. Su río.

«Bien —pensó para sí mismo—, esta noche la que tendría mucho trabajo sería el hacha. Su hacha».