miércoles, 28 de enero de 2015

LAPSO


El contraste del cálido café que le bajaba por la garganta con la fresca brisa que le llegaba de la terraza ejerció un efecto balsámico sobre su cuerpo; por primera vez en mucho tiempo, estaba completamente a gusto y relajado. Cerró los ojos y tomó aliento, complaciéndose de aquel perfecto lapso de tiempo.
Pero al abrir la boca para llamar al camarero, todo volvió a su mente; y mirando más allá de la barandilla, se derrumbó sobre sí mismo.

No había nadie con quién disfrutar del momento; él era el último humano vivo sobre la faz de la Tierra.