miércoles, 28 de enero de 2015

APARECERÍAN

En cuanto atravesara la cristalera, aparecerían. Veía la terraza tan vacía desde donde ella se encontraba...mas, al traspasar el umbral transparente, surgiría el mismo escenario (sólo un momento antes sin un alma) con sus mesas y asientos atestados, desbordante de gente con copas de cristal en sus manos. Lo que antes era silencio, se convertiría en un murmullo caótico, multiplicado en docenas de bocas que sonreirían, moviendo sus labios rosados.
La primera vez que sucedió retrocedió por la sorpresa y todo desapareció como por arte de magia o una alucinación. No quiso salir de nuevo a la terraza, pese a verla de nuevo solitaria y se fue alejando por el pasillo en sombras, aturdida. No quería volver a cruzar esos cristales, pero algo la atraía irremisiblemente a ese lugar...

Una corriente la sacudió cuando lo hizo por segunda vez. Permaneció inmóvil tras sus primeros pasos, mientras esa cacofonía alrededor iba cobrando cierto sentido. Nadie parecía darse cuenta de su presencia, nadie la miraba, como si no existiera. Y esa idea le produjo un vértigo aterrador.

En la mesa cercana, una mujer se ajusta el chal sobre sus hombros, quejándose del repentino frío. El hombre maduro junto a ella contesta, riendo:

—Será por hablarte de lo que ha ocurrido hace unos días, aquí mismo, cerca de la cristalera. Encontraron a una de las huéspedes muerta sobre el suelo de la terraza. Nadie sabe qué sucedió...