martes, 27 de enero de 2015

NADA




El silencio le hablaba: “¿Va a tomar algo el señor?”. 

“Por supuesto, un Bourbon”, respondió. 
“Buena elección señor”, sonrió el no-barman mientras escanciaba el licor en la copa. El cliente se llevó su mano vacía a la boca y tomó un trago; dirigió su mirada hacia la mesa deshabitada y saludó con una sonrisa. 
“Sírvale una copa a esa chica”. 
“El señor es todo un caballero”,respondió elegantemente el barman mientras obedecía al instante la orden. “¿Sabes ? -dijo el cliente- Me encanta este lugar: excelente servicio, chicas guapas...y mucha tranquilidad”. “Me alegra escucharle decir eso, señor”, le sonrió el silencio mientras pasaba un trapo fugaz sobre la barra. “Nos alegra que un gran cliente como usted se sienta aquí a gusto” 
Mientras sostenía sumirada con la vacía mirada en la solitaria mesa, el cliente sonrió. “Creo que tengo plan para hoy. Si, creo que tengo plan”. La nada le sonrió guiñandole un ojo con cierta complicidad. 
“Buena chica -le dijo-, también es cliente usual de aquí; creo que congeniarán bastante, señor. Le deseo suerte”.
El cliente sonrió mientras apuntaba al no-barman con su dedo índice agradeciéndole el comentario; Pidió otra copa de nada y tomándola en sus manos se levantó y se dirigió hacia la mesa, la voz del no-barman le acompañó: “...Y no olvide el señor que siempre estaremos aquí para usted...”
Soledad. Vacío. Nada