domingo, 14 de diciembre de 2014

LA LECTURA DEL ARTISTA






   La mujer subió por las escaleras llevando en la bandeja, con mucho cuidado de que no se le cayera nada, una taza de café humeante y un plato de pastas de varios sabores que sabía que a él le encantaban a esa hora de la tarde.
   El rumor de una melodía se escapaba por debajo de la puerta del estudio donde él se encerraba a trabajar. Una sencilla secuencia de violín, tocada con delicadeza, que él escuchaba sin cesar cuando estaba en proceso de creación.
   Llamó a la puerta y esperó a recibir permiso para entrar
—Entre Sra. Loops.
   Ella entró a la sala plagada de cuadros con pinceladas de imposibles colores e incomprensibles trazos que serían, en palabras de él mismo, obras maestras en un futuro muy cercano. Le observó sentado en su rincón favorito con un libro en las manos. Su favorito. Y sonrió.
—No se ría Sra. Loops. Este libro, al igual que mis obras, algún día darán que hablar.
—No lo dudo señor.
—Ríase si quiere pero Van Gogh será un grande de la pintura.
—Seguro que sí, señor. —Y le dejó allí con su libro y sus pensamientos.