sábado, 27 de diciembre de 2014

EN LO PROFUNDO DEL VALLE




   ¿Dónde estoy? No lo sé. El resplandor del sol me daña los ojos si intento abrirlos y la quietud del silencio engaña a mis oídos. No comprendo lo que sucede desde que he vuelto a la consciencia. Estoy perdido en mi aturdimiento.
   No tengo dolores, ni fatiga, ni siquiera poseo la impresión de ser yo mismo, al menos aquel que se durmió… ¿haciendo qué?
   Una imagen viene a mi mente, sobrecogedora, inmortal, imperecedera. Una muralla nevada cubierta de nubes por las que se filtran rayos de luz de un sol diluido en agua, que da vida a la flora del fondo de un mar hermoso. Es una incongruencia, un imposible. Son dos instantáneas superpuestas de dos paraísos inconexos. Son los delirios de un moribundo. Los anhelos de una mente aventurera que nunca se movió del rincón.
   Ahora lo sé. Me he vuelto loco y es la hora de mi medicación. La camisa de fuerza me da la pista de mi realidad.