domingo, 7 de febrero de 2016

EQUIVOCADOS DE LLENO


Apareció ante nuestros ojos incrédulos. El bosque se abría en una inmensa sima. Al fondo una cascada surgía de la nada y dejaba caer sus aguas al vacío infinito.
Contemplamos maravillados los  árboles frondosos, cobijo de casitas encantadas. Creímos que eran habitadas por hadas o duendes, o habitantes de la Tierra celeste pero nos equivocamos de lleno.
Mientras nuestros pies cruzaban los caminos estrechos, sorteando la nada, desde el cielo nos observaban las criaturas que habitaban el bosque.
Nos les costó mucho empujarnos. Caímos entre gritos de espanto. Pensamos que íbamos directos hacia una muerte cruel. Y también nos equivocamos de lleno.
Aún caemos. Nuestros cuerpos giran y giran. Van y vuelven, envueltos en el manto de la espuma de un agua incorruptible. Caemos y regresamos de nuevo, inmersos en un bucle sin fin.
Oímos voces lejanas, risas y llantos. A veces gritos, a veces gemidos de humanos entrelazados. Y nos dimos cuenta de donde estábamos.
Alimentamos la cascada de una fuente inagotable, en otro mundo de humanos gigantes, humanos que viven ajenos a la vida interior de las aguas de su cascada gigante, en su humilde jardín zen. También ellos andan equivocados de lleno.