lunes, 13 de octubre de 2014

NUESTRA CÚPULA





A pesar de los avisos de la comunidad científica, algunos inmersos en nuestras rutinas no nos enteramos, otros simplemente hicieron oídos sordos,  y los poderes fácticos, como siempre, creyeron en su soberbia que eso  a la tierra no le pasaría;  no en su era, no justo cuando ellos (soberbios de traje y corbata) ostentaban el poder.  Los menos intentaron movilizarse para concienciar al mundo y evitarlo; se asociaron, quejaron, manifestaron y reprimieron.   Así, que cuando empezó a suceder, el espectáculo nos sorprendió en plena calle.  Dejamos de mirar al suelo para mirar al cielo, y ver que el universo nos abría una ventana por donde observar,  como el azul intenso de una mañana de verano se difuminaba, para mostrarnos nuestro sistema planetario. Dependiendo del lugar en la Tierra iban apareciendo ante nuestros ojos los diferentes planetas.  Mientras algunos veían el aspecto terroso de Venus y la cara oculta de mercurio, como si nuestra segunda luna fuera.  En otras zonas de nuestro planeta aparecía primero el gigante Jupiter.  Marte envuelto en sus tormentas rojas, efervescentes e inquietas.  El espectáculo de Saturno era incomensurable,  cuando empezó a aparecer y pudimos observarlo, asistimos  a su aparición con una exclamación en la boca y el terror anidando en el corazón.  Sus anillos formados de rocas aparecieron como nubes de gas, que se solidificaban su alrededor.   El planeta nos regaló en el final de nuestros días un espectáculo hermoso.  Nos enseñó  lo que había fuera de la cúpula.  Ese paraguas protector  que nos ofreció para poder  vivir y crear un mundo donde vivir.  Pequeños seres con conciencia de su existencia y posición el cosmos que rechazamos para mirar solo hacia nuestro ombligo.  Consciencia que algunos utilizaron para CREAR e intentar mejorar.  Ahora esa cúpula desaparecía, condenándonos a la extinción,  mientras, el universo se paseaba por delante de nuestros ojos, para aquellos que quisieran ver antes de perecer.