lunes, 6 de abril de 2015

LEYENDA BAJO EL PUENTE



Hoy, por fin, me he atrevido. He cogido la bici y me he acercado, con sigilo, al túnel. Dice Enrique que es cierto, que está allí. Y yo creo que es verdad. Él trajo el globo rojo y nos los enseñó en el patio de la escuela. Nos contó que ya no puede dormir. Solo mira el globo rojo y vigila su ventana.
Tengo que comprobarlo por mí mismo. Mi hermano dice que son leyendas. Que un escritor, después de beberse tres barriles de cerveza, escribió la historia que luego se convirtió en leyenda hace más de mil años.
Me acerco y toco el timbre de mi bici. El agua retenida bajo el puente huele a cloaca. Siento un poco de miedo, mientras pedaleo, internándome dentro de la oscuridad. Al fondo veo la catedral abandonada tras siglos de guerra absurda.
Oigo pasos a mi lado y lo veo. ¡Es cierto!¡Existe! Lleva tres globos en la mano y me sonríe. Es igualito a como me lo describió mi hermano. Su cara blanca es espectral pero su sonrisa de payaso causa verdadero terror. Su boca no tiene dientes, son colmillos podridos. Se acerca y me ofrece el globo azul. Debería huir pero sus ojos amarillos me hipnotizan y agarro la cuerda del globo. El payaso sonríe y regresa al hueco oscuro en el que se hallaba escondido.
Ya en mi cama, no duermo. En mis pupilas solo han quedado grabados sus horribles ojos amarillos. Y pienso: Si existe, ¿vendrá a por mí? Observo mi globo azul que flota en el aire denso de mi cuarto.
Nunca podré dormir. Si cierro los ojos, Eso vendrá a por mí y la leyenda se convertirá en realidad.