viernes, 11 de julio de 2014

HASTA NUNCA

Esta mañana cuando me he levantado, he decidido cambiar mi vida. Estoy cansada de sentirme una inútil, de sentir que no sirvo para nada, de sentir que soy un cero a la izquierda. Hoy eso va a acabar. Me he tomado un café, me he dado una ducha, he cogido papel y bolígrafo y he salido de casa dispuesta a cambiar mi vida. He cogido el coche y he conducido los 150 kilómetros que me separan de aquel árbol al que mi padre me llevaba de pequeña. Allí, sentados bajo el árbol y rodeada por los brazos de mi padre me sentía protegida. Por desgracia aquello pasó y ahora me siento sola e insignificante. Me he sentado bajo el árbol, he cerrado los ojos y ha sido como volver a mi infancia, oyendo los cuentos que papá me leía. Al abrir los ojos he vuelto a la realidad. He sacado el papel y el bolígrafo y he empezado a escribir todas las frases que aquel desgraciado me decía a diario: “Eres una gorda” “Me das asco” “No sirves para nada” “Jamás serás nada” y así una detrás de otra. Además he escrito el nombre con apellidos de aquellas personas que en algún momento me han hecho daño. He arrancado la hoja, la he roto en pedacitos y los he puesto en un bol. He sacado una cerilla y le he prendido fuego al papel. Me he quedado allí, mirando la llama y viendo como mis miedos e inseguridades morían para siempre.