martes, 14 de enero de 2014

EL PLAZO

El hada me acompañó hasta un lugar desde el que tú no me vieses. No podía soportar que todo terminase así, sin un adiós, sin un beso. Sabía que el plazo de tu estancia entre humanos había acabado, pero yo necesitaba tenerte a mi lado. Traté de correr, necesitaba alcanzarte antes de que entrases en el castillo, pero mis pies se hicieron cada vez más lentos, como si no me perteneciesen. Cuando llegué al portón ya se había cerrado tras de ti impidiéndome el paso. Golpeé la puerta de madera con fuerza por si alguien me oía y me permitía entrar. Como si el ruido fuese una señal la imagen del edificio comenzó a vibrar y a tornarse transparente hasta que desapareció. Y allí me quedé yo con una rosa en la mano y una frase en los labios: te quiero.