viernes, 20 de diciembre de 2013

LUCES Y SOMBRAS

Me encanta ser una sombra. Según mi estado de ánimo acompaño a una persona, o sigo la estela de un coche, rápido y vertiginosamente excitante. Hoy me siento extraña. Siendo una sombra que elige ser sombra, he decidido acompañar a otra sombra. Y me he encontrado en la calle, en la oscuridad teñida de luz opaca gracias a una farola que todavía resiste inmune a la crisis energética. La sombra que no es mi sombra, a la que acompaño hace unas horas, se acerca sigilosa a la mujer que, distraída busca las llaves del coche en su bolso. Ignora que su propia sombra ha salido huyendo al vernos avanzar entre las luces. Se oyen sirenas....Mi acompañante ha desaparecido hace un rato. Yo permanezco escondida como una buena sombra. Me apoyo en el coche, frío e inmóvil, y observo el bolso caído bajo la rueda y a la mujer tirada, en una postura inverosímil para una humana, muerta. He sentido nostalgia de mi compañera sombra desaparecida. Me muevo, mientras otros seres humanos se acercan con sus inocentes sombras. Yo decido salir en busca de la reina de las sombras, aquella a la que llaman La Muerte...