martes, 26 de enero de 2016

VESTIDOS DE TAFETÁN




El sonido del tafetán negro  de sus amplias faldas silenciaba,  al moverse,   los chismorreos  de las tres  comadres.  Su porte estirado  conseguía acallar el murmullo de sus vestimentas, que se retorcían levemente y gemían, atrapadas en aquellos cuerpos secos. Entre susurros  adoctrinaban y juzgaban, como doctoras de su iglesia, el comportamiento de su vecindario.  La tela de sus vestidos se esforzaba en acallar los inmisericordes comentarios.  Las costuras se retorcían y oprimían sus torsos vacíos de piedad.   Aquellos tristes ropajes se teñían de oscuridad, envolviéndolas,  cobijando su falta de compasión.   Las tres comadres encorsetadas dentro de sus vestidos de viudedad, cada vez mas oprimidas, asfixiadas por sus vestimentas, ahogadas por sus comentarios, murieron.
  
Tres trajes mortuorios envuelven, ahora, en tres tumbas, a tres comadres inmisericordes.