viernes, 1 de agosto de 2014

LIBROS




Mis letras se desvanecen. El agua destiñe mis palabras. El viento arrastra mis hojas. Esas historias que antaño devoraban, ahora mueren abandonadas en un altillo.Me siento triste y, a la vez, liberado de las ataduras que me ligaban al ser humano.

Nos han abandonado en la terraza de un ático. Ahora solo saben vivir y divertirse con aparatos electrónicos. Nosotros, libros inmortales, que desde el principio de la historia de la humanidad, hemos existido, nos extinguimos, tirados de cualquier manera, en cualquier sitio.

Una mano emerge en la oscuridad de la noche. Siento miedo y me cierro. Después de asomar unos dedos, aparece un cuerpo. Unos ojos nos admiran, parece que van a salirse de sus órbitas. Una sonrisa aflora a los labios de esa criatura sacada de un cuento de hadas. Porta una bolsa de tela. 
Nos recoge con cuidado, nos trata con mimo, nos salva la vida.....