martes, 18 de febrero de 2014

UN CAMBIO

Oigo la voz de mi madre llamándome para comer. No puede ser, si hace un par de horas que me he acostado. Eso de que mi abuelo venga los domingos a comer no me hace gracia y menos si he salido por la noche. Al entrar al salón solo veo luces brillantes de colores fuertes y algo extraño en la mesa. Mi hermano les da de comer a Bobby y Flapy, o eso parece porque esos bichos no se parecen en nada al perro y gato que yo recordaba. Y, ¿qué hace mi abuelo con un soplete? Y lo que es peor, ¿qué coño ha hecho mi madre de comer? Algo no funciona bien, me froto enérgicamente los ojos y los vuelvo a abrir con la esperanza de que todo haya cambiado. Bobby y Flapy vuelven a ser el perro y el gato que debían, mi abuelo, para mi tranquilidad, no lleva un soplete, si no un cuchillo para la deliciosa carne que mi madre ha cocinado. Después de unos segundos me doy cuenta que ha llegado el momento de dejar las drogas…