martes, 11 de febrero de 2014

HORA DE COMER

Realmente es duro ser un insecto. En el menor descuido te aplastan. Pero hay ocasiones en las que una disfruta de la corta vida de una manera muy especial. Hoy es uno de esos días. La espera ha merecido la pena. Bajo las sábanas cálidas y húmedas se respira mejor. Solo hay que aguardar a que el ser que dormita cese de respirar. Hace un rato que nada se mueve en la habitación. Los habitantes que acompañaban al ser yaciente han huido no se sabe bien adónde. Y yo, sigilosa, asciendo por la carne ya fría del cuerpo inerte, hacia sus orificios nasales. Ha llegado la hora de comer...