—¡Qué sorpresa se va a llevar!
No deja de repetirse Andrés una y
otra vez. Desde que Carmen saliera de viaje durante un par de semanas a
Barcelona había estado diseñando y construyendo el primer monete mecánico. Su
mente desempleada de ingeniero queda atrapada en el dibujo de la pared. Con su
impresora 3D y sus conocimientos su creación salta, grita. Por sus juntas
expulsa pequeñas nubes de vapor.