—Tomando tierra en 3, 2, 1...
Aterrizaje completado, señor.
—Y camuflaje activado también,
señor.
—¡Perfecto! Buen trabajo, chicos.
—Señor, ¿me permite preguntarle
el porqué de este camuflaje?
—Por supuesto, teniente. Ahora
mismo, a ojos humanos, no somos más que una bandeja con frutas; un regalo
habitual, según nuestro servicio de inteligencia, en la fiesta en que los
humanos celebran su emparejamiento. San Valiente, o algo así... Nadie
sospechará de una bandeja con frutas, y podremos estudiarles más a fondo, y
descubrir su mayor debilidad.
—¡Señor, un humano se acerca!
—Bien, permaneced atentos, y haga
lo que haga, no os mováis ¿Entendido?
—¡¡¡SÍ!!!
—Hey, ¿de qué te ríes?
—De nuestra hija, ¿sabes la
última que ha hecho?
—No, pero me la vas a contar.
—¡Se ha comido todas las frutas
de tu bandeja de San Valentín!
—¿Frutas? ¿Qué frutas?