La que ilumina la primera noche
de los colonos en la nueva tierra, tierra de promesa y esperanza, esperanza
nacida de una oferta de prosperidad, oferta leída por casualidad en algún
periódico del viejo mundo.
Alegres, cantan canciones de
vida, canciones de agradecimiento, de agradecimiento a las nobles almas que
compartieron el conocimiento de esta hermosa tierra.
El fuego aumentaba su fuerza, el
olor a carne asada pronto inundaría el ambiente, carne que sería bañada del
mejor vino que pudieron conseguir antes de partir.
Esa noche conocerían a las nobles
almas, sus misteriosos benefactores, que serían agasajados como lo merecen por
compartir este hermoso lugar sin pedir nada a cambio.
Todos cantan alegres, y agradecen
que esta noche una hermosa luna llena da vida y luz a la noche, luz que
contagia la algarabía aun a los animales.