—Nada, que no hay manera —dijo la
madre, poniendo los brazos en jarras—, tiene a la gata bien agarrada y no
quiere soltarla.
—No importa —respondió el padre,
sonriendo—, no tiene porqué ser un gato. De hecho, podemos hacer el experimento
de inteligencia ampliada con el chimpancé del laboratorio, Caesar. ¿Qué es lo
peor que puede pasar?