El tiempo parecía haberse parado, preservándolos en aquella
posición, prolongando su apasionado beso durante horas; sus labios pegados, sus
pieles tocándose, ambos percibiendo la respiración del otro sobre su cuerpo.
Sensaciones olvidadas tiempo atrás, resurgían ahora con fuerza; porque aunque
habían tenido sus respectivos amantes en el tiempo en que habían estado
separados, con ninguno de ellos habían alcanzado ese nivel de compenetración,
como si sus cuerpos hubieran sido uno, y ahora volvieran a unificarse tras
largo tiempo separados.
Por fin se separaron ligeramente, mirándose a los ojos con
una sonrisa suave, recorriendo el rostro del amado y verificando si coincidía
con aquellos lejanos recuerdos.
—Al fin —musitó él, y estas fueron sus primeras palabras
desde que se reencontraran—. No sabes cuánto deseaba hacer esto.
—Yo también —respondió ella—, ha sido demasiado tiempo
separados. Toda una eternidad. Claro que si no hubieses desafiado al jefe, esto
no hubiera pasado.
—Vaya —contestó él relativamente molesto—, y si tú me
hubieses hecho caso, y me hubieras acompañado, no habríamos estado separados.
—¡No discutamos! —soltó ella, levantando los brazos—. Por
favor, no perdamos el tiempo discutiendo; sólo tenemos unas horas, hasta que el
viejo vuelva a estar atento... Disfrutémoslas, y recuperemos el tiempo perdido, ¿tregua?
—Tregua, Gabrielle - respondió Lucifer con una sonrisa
pícara.