Desapareció “el poder de tres”. Las hermanas abandonaron la
lucha y ahora los demonios recorren las calles con libertad. Solo la casa
permanece libre de ellos.
Una cara asoma por la ventana de la planta baja. Mira con
tristeza el exterior. Nada puede entrar en la casa. Está a salvo. Pero nada
puede salir de ella. Ni hoy ni nunca. Por toda la eternidad.