- Mamá mírame, ¡soy un murciélago!
- Alberto, bájate de ahí que te vas a caer.
- Pero mamá no me puedo caer porque soy un
murciélago.
- Alberto no eres un murciélago, así que baja
o tendré que ir a bajarte yo.
- Jope mamá
No te
lo voy a repetir. Venga que te preparo la merienda. - dijo Juana mientras
cerraba la ventana.
2 años después nada se sabe de Alberto...