—¡Cariño, los chicos nos mandan una postal desde
París!
—¿Y qué se cuentan?
—Pues que lo están pasando muy bien; aunque claro, en
su luna de miel... Y mira qué preciosidad de foto... Con el niño, el puente, la
iglesia al fondo...
—Es la Catedral de Notre-dame, cielo. Y tampoco es
para tanto, la verdad.
—¿Qué pasa? ¿Que tampoco te gusta París para viaje de
bodas?
—No, si es muy bonito; pero por el mismo precio, no
sé, en vez de a los años cincuenta, yo hubiera ido a finales del XIX, o algo
así.
—Ya sabes que desde que se pusieron de moda los
viajes temporales, algunas épocas tienen overbooking.