Jean detuvo su bicicleta al salir del túnel. Vigiló
que no hubiera ningún merodeador dispuesto a arriesgar la vida por su medio de
transporte. Notre Dame se veía al fondo. Un día más. Se santiguó y se arrodilló
en lo que una vez había sido el cauce de... ¿cómo lo llamaba su abuelo? Ah, sí,
un río. Aunque del nombre ya ni se acordaba. En fin. Se concentró en la oración
y tras unos minutos la acabó: "Señora Nuestra, Notre Dame, sigue
iluminándonos, mantente en pie así como nosotros mantenemos nuestra fe.
Intercede ante tu hijo, Gaas'oil y su hermano, Mcdonl'das, para que vuelvan a
hacerse carne entre nosotros. Amén."