Al
otro lado del río. Qué lejano se veía el viejo castillo de Einengeart , grandes
murallas, almenas imponentes, decorado por el tiempo se dejaba admirar al otro
lado, el castillo está en un islote protegido por el río Bercrown, imagino que
se buscaba el propósito de la distancia y la soledad, y lo que consiguió fue
hacerlo inexpugnable para estos inquietos pies. Siempre se contaban historias
de fantasmas y reuniones secretas entre sus murallas, todos los críos
apostábamos a quien se atrevería a entrar en él, pasear por sus pasillos y
gritar “ gallinas” a los demás desde alguno de sus grandes ventanales, juegos
de valentía entre las calles adoquinadas del pueblo. Se dice que lo construyó un viejo noble con ansias de soledad, agotado por el crecimiento del mundo.
Añoraba el silencio, la soledad, la nada, buscaba alejarse de la velocidad de
esos carros de hierro ,de toda la modernidad que no entendía , decía que se
estaba marchitando la humanidad bajo el manto del metal y elementos de la
Mansión del último adiós.